Nacido del amor, esta es, en la pluma de Augusto César Lizárraga, 𝗟𝗔 𝗟𝗘𝗬𝗘𝗡𝗗𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗖𝗘𝗥𝗥𝗢 𝗟𝗔 𝗣𝗔𝗟𝗘𝗧𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗣𝗜𝗡𝗧𝗢𝗥.
Esta historia transcurre en la bella Maimará (Estrella que Cae) en lengua omaguaca, idioma que se hablaba en aquellos tiempos, cuando gobernaba desde el Cuzco el Inca Huayna Capac. Nada interrumpía la armonía de su gente, que convivía en equilibrio con todos los elementos de la naturaleza. El que estaba al frente de los maimaras era el cacique Tupaj Kuntur (Cóndor con grandeza); orientaba sabiamente a su pueblo, con justicia y experiencia. Su hijo primogénito se llamaba Wayna Mallku (Cóndor Joven) este era muy apuesto, de nobles sentimientos, adornaba su personalidad, sus condiciones naturales con el arte, ya que era poeta y músico. Cierto día, en las proximidades de la actual Chicape, conoció a Huarmi Sisa (Mujer en flor) una diosa menor del panteón andino, que tenía el don de corporizarse en ser humano. Era la encargada de velar por la comunidad maimareña y su área de influencia; eso por supuesto, él no lo sabía. La había visto desde lejos recorriendo los corrales de llamas, acariciando suavemente a las crías, también en los sembradíos de maíz, las aguadas, los campos cubiertos de cardones, llevando en sus manos el dorado polen, depositándolo entre las carolas de los airampos en flor, también cuando jugaba con los kentis (picaflores) entre las flores azules de los alfalfares. Para no sorprenderla, en lo alto de un montículo próximo a donde se encontraba, comenzó a interpretar con su quena, un melancólico yarawi, ella, amorosamente giro la cabeza adornada con una vincha de oro, sus bellísimos ojos negros como un remanso insondable se posaron en los ojos de Wayna Mallku, mientras se le acercaba. Sobre la melodía cantaba versos improvisados que narraban una historia de amor. Así fue como se conocieron y se enamoraron. Juntos, tomados de la mano, se los veía recorrer los senderos pedregosos de Maimara. Siempre la acompañaba hasta Huichaira, donde le dijo que vivía junto a sus abuelos, que en realidad eran los yatiris y mallkus de esta región de la nación omaguaca. En cierta ocasión, ella falto a una de las acostumbradas citas. Sin dudarlo el joven se dirigió a Huichaira a la casa de los abuelos a preguntar por su amada. La casa donde lo recibieron estaba construida según el estilo inca, las paredes de piedras exactamente ajustadas, con puertas y ventanas cuyas bases eran más anchas que los dinteles, el techo de madera de cardón y paja, el piso de arcilla roja muy bien compactada y alisada, en el interior se destacaban los altares dedicados a la diosa Quilla (Luna) y a Tata Inti (Sol), el perfume de los saumerios de tola coa hacían más agradable aquel ambiente religioso. El yatiri mas anciano le dice que le será imposible aspirar a concretar su amor por Huarmi Sisa, ya que en realidad era una diosa y como tal no pertenecía a este mundo. Huayna Mallku no podía dar crédito a este fantástico relato, de ninguna manera se daría por vencido, su amor por Sisa no conocía de razones. Fervientemente invoca a todos los dioses y le pide que le posibiliten mostrarle a Sisa algo impactante para regalárselo en prueba de su amor. Cierto día, antes de la fiesta del Inti Raymi, sus ruegos fueron escuchados, un nublado gris cubrió todo el cerro Negro de Maimara, una tenue llovizna otoñal colmaba el aire anunciando presagios. Poco antes del Amanecer, una misteriosa lluvia de luz que precedió a la caída de una fulgurante estrella, una misteriosa luz, al principio suave, fue aumentando de intensidad; este fenómeno solo fue advertido por los mallkus y yataris de la tribu. Cuando el Tata Inti iluminó la comarca maimareña, milagrosamente, la base del cerro Negro se había transformado en una ladera de variadas formas y llamativos colores, algunas todavía no interpretadas, en ellas los dioses inscribieron el calendario solar y lunar como así también la precesión de los equinoccios, también la figura de un guerrero del futuro que liberaría de la opresión a los descendientes de la nación andina.
Agosto profundo, de aromas y
rituales; de viento norte, creencias y alabanza. La mágica y cautivadora quebrada nos cobija
entre cerros y colores…
A Jujuy siempre se vuelve
Capítulo 10
Hoy: Del cielo cayó una estrella,
coronada de matices… Posta de Hornillos y Maimará.
Otro mágico amanecer nos invita a
avanzar, cerro arriba, quebrada adentro.
La ruta nacional 9, será la vía
de nuestro próximo destino. Nos despedimos de Purmamarca y vamos en busca de
nuevos paisajes.
Cerros inmensos, variedad de
colores, el manso y respetable Río Grande, cactus, piedras coloridas, algún caballo… forman
parte de un paisaje que pareciera estar dibujado a un costado de la ruta.
Luego de recorrer 13 kms, nuestro
primer destino se deja ver a mano derecha. Haremos un alto en la aventura y las
caminatas, para conocer, indagar y sumergirnos en la historia de Jujuy, que es
pilar de la historia argentina. La Posta de Hornillos, nos abre las puertas del
tiempo…
Cuenta la historia que: La Posta
de Hornillos funcionó en la época del Virreynato del Río de La Plata ( 1772),
como posta o relevo de caballada, hasta 1904, cuando empieza a circular el tren
y a partir de allí las postas dejan de funcionar.
Además de posta, también fue un destacamento
militar (Cuartele del Ejército del Norte) que estuvo a cargo del Coronel Manuel Álvarez Prado, un hombre muy destacado
durante las guerras de la independencia.
Por esta posta, pasaron: Manuel
Belgrano, Rondeau, Guemes, Castelli, Viamonte, Vicente Lopez, Mariano Moreno.
En síntesis, era paso obligado en la unión del Alto Perú y el Virreynato del
Río de la Plata.
La Posta de Hornillos se empieza
a reconstruir en 1977, y se inaugura como museo el 3 de diciembre de 1979.
Consta de 4 patios, 19 habitaciones, dos calabozos, corrales, una capilla, un
manantial y un sitio arqueológico.
El museo, atiende de miércoles a
lunes de 8,30 a 18 hs. Se abona una entrada que incluye visitas a: museo, sitio
arqueológico y pucará de Hornillos.
El museo está dividido en tres
sectores:
Sector 1: se muestra el origen de
las postas, como funcionaban, la cama donde descanso el General Belgrano,
escritorio, comedor, cocina, calabozo, corrales.
Sector 2: se muestra salas de
armas, desde puntas de flechas, hachas, espadas, sables, rifles, cartas de los
próceres, mapas de rutas…
Sector 3: hace referencia a los
medios de transportes de la época prehispánica.
Junto al museo se encuentra el
sitio arqueológico prehispánico, el
Antigal de Hornillos, solo puede ser visitada con guía por ser un
importante patrimonio arqueológico que testimonia la presencia humana en la
Quebrada desde hace 10 milenios.
Un sitio que no debe dejar de
visitarse, por su gran valor histórico y por las vistas panorámicas que ofrece
es “el Pucará de Hornillos”. Se encuentra situado al oeste del rio Grande sobre las
estribaciones de las montañas que forman el límite de la quebrada, a unos siete
kiIómetros al sur del pueblo de Maimará.
Una parada que nos enriquecerá de
saber. Camino al norte, la historia fundamental de nuestra patria, está
guardada en la Posta de Hornillos.
Aún con muchas preguntas y el
sabor de “querer saber más”, continuamos por Ruta 9. Cinco kilómetros más
arriba, llegamos a Maimará, pueblo sinónimo de carnaval, choclo y alegría.
Esta villa veraniega, resplandece
de colores por doquier, será de su Cerro “Paleta del Pintor”, o de sus flores y
hortalizas que obtiene ese brillo… no lo sabemos.
Este colorido se reafirma en la
temporada estival. Es el primer lugar donde comienza a sentirse el carnaval. El
1 de enero, todas las comparsas del pueblo se unen en una sola fiesta: “La
Chaya de Mojones (en el capítulo especial dedicado al carnaval, te contamos que
significa cada cosa)”. Más de 50 mil visitantes, de todas partes del mundo,
comienzan a palpitar la gran fiesta jujeña con este encuentro.
Y febrero es calendario festivo a
pleno en esta localidad. Hace más de 40 años, los maimareños son anfitriones
del Festival del Choclo y el Folklore, que congrega una gran cantidad de
público, que se acerca a degustar choclo, queso, habas, mote, asado de cordero,
mientras disfruta de números musicales locales y nacionales.
El carnaval de Maimará es uno de
los más conocidos. Alrededor de 15 comparsas, unas más grandes que otras, pero
todas con el mismo respeto y pasión a una fiesta milenaria.
Las honras a la Virgen de la
Candelaria, también en febrero, es una fiesta en la que los lugareños rinden
culto a la fe por su Santa Patrona.
Al hablar de paseos, vamos a
sentar un punto de encuentro. Será, como en casi todos los pueblos del norte,
la plaza central. Ropa cómoda, suelta, sombrero, protector solar, calzado
cómodo y seguro y abundante agua. Estimados viajeros, es momento de caminar.
Caminamos 3,5 km por el lecho del
río (si no llovió en la víspera, es solo un hilo manso de agua cristalina).
Pasamos por “la Quebrada del Cementerio”,
el cementerio de los despachos y el antigal de Iruyito. Todos lugares
muy sentidos para el nacido en estas tierras. Siguiendo este recorrido,
llegaremos al Puente Natural, desde donde se obtiene una vista maravillosa. ¡No
escatimen en fotos!
Siempre con la cámara al alcance
de la mano, pero ahora más que nunca. Si hay una bondad de estar entre cerros,
es que su altura nos permite tomar fotos fabulosas. Maimará cuenta con
miradores que nos permiten esa experiencia.
Miradores monolito, cuatro palos,
la Cruz Mayor y mirador del Cementerio, son espacios para agudizar el ojo y
capturar el amplio y deslumbrante paisaje.
Podemos descansar un momento,
probar un vaso de chicha fresquita, que seguro alguien tiene. Cargar agua,
renovar el mate. Vamos a cruzar el Río Grande y tendremos una excursión “en
ascenso”.
En este punto, invitamos al
viajero a detenerse. Agudizar el sentido de la vista y que, su imaginación le
dicte que es lo que ve en la figura que parecen dibujar los cerros (sí, como
las nubes). Los lugareños dicen observar un jinete con su caballo, otros, dan
más precisiones y dicen que es el Gral San Martín, aunque este nunca pasó por
la Quebrada… ¿Qué ven ustedes?
El Cerro General San Martín,
portador de la Paleta del Pintor, permite contemplar, desde lo alto, el río,
las quintas y los infinitos paisajes de Maimará. Además, es testigo silencioso
del paso de la fe, cuando cada año, peregrinos y bandas de sikuris ascienden
por allí al santuario de Nuestra Señora de Copacabana del Abra de Punta Corral.
Antes de ir finalizando la visita
a este colorido pueblo, nos adentramos en su fe y creencias. Ya al llegar,
notamos algo “diferente” si se quiere. En lo alto de una loma, una construcción
colorida, florida… El Cementerio “Nuestra Señora del Carmen”, atesora los
cuerpos con la misma alegría con la que vivieron.
Y, como en cada pueblo del norte
jujeño, las iglesias son especiales. Maimará cuenta con la Iglesia Nuestra
señora de la Candelaria, que data de finales del siglo XVIII.
Hemos desandado Maimará, sus
calles, sus quintas, paisajes y puntos turísticos.
Hay que descansar. Tal vez sea
propicio compartir unas palabras con algún lugareño. Seguro le hablará con
orgullo de la escuela técnica, o le contará, con respeto, sobre los desfiles
del 9 de julio, y lo invitará a volver…
Ahora sí, momento propicio para
un choclo con queso y un vino maimareño, cuya
principal bodega fue pionera en
el desarrollo de esta actividad en la Quebrada y hoy en día puede visitarse,
para marcar la pausa, recargar energías y continuar el viaje.
Te ayudamos a promocionar tus productos. Ante prensa, Instituciones públicas y privadas y, sobre todo, ante potenciales clientes. Envianos tu #video con los productos que ofreces, contanos si tenés redes sociales y las formas de ventas que manejas actualmente. Durante esta pandemia, estamos con vos.
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Se
acerca agosto, la ceremonia profunda de la Pachamama, será distinta. Así lo
fueron en este atípico año muchas celebraciones, pero para nosotros, honrar a
la Pacha, trasciende a otras fiestas. En este capítulo, el viaje nos lleva por
la Quebrada, hacia lo alto de la puna. Que lo disfruten…
A Jujuy siempre se vuelve
Capítulo 9
Adrenalina de altura
Amanecer
en Purmamarca, debería ser considerado una maravilla mundial… O de esas cosas
que uno tendría que hacer, cuanto menos, una vez en la vida.
Luego
de desayunar, o preparar el equipo de mate, ¡no olvidar las tortillas! Estamos
listos para comenzar una nueva aventura.
La
Ruta Nacional 52 será la vía que nos acercará a nuestro próximo destino.
Seguimos por allí hasta el cruce con la ruta 79. A 25 kms, encontramos la
localidad de El Moreno.
Este
poblado se encuentra establecido a 3600 mts. sobre el nivel del mar,
flanqueados por el gigante Nevado del Chañi, atractivo principal de nuestra
escapada de aventura.
Calles
áridas, casas de adobe y barro, albergan a una población que apenas alanza los
150 habitantes. Son de lento andar y poco hablar, pero reciben a los turistas
con mucha alegría y orgullo.
El
turismo comunitario o rural, es una actividad creciente en el poblado: elaborar
comidas regionales, compartir una jornada de trabajo y, primordialmente,
escuchar las historias del lugar.
En
El Moreno, habita la Comunidad Originaria Sol de Mayo, organización motivadora,
entre otras cosas, de la Feria del Cambalache y Trueque. Este evento se
organiza junto a la Red Puna (de entidades originarias) y hace más de 20 años,
propicia el intercambio productivo entre más de 45 comunidades originarias.
Agosto
es un mes en el que la comunidad refuerza la fé. Durante este mes, honran a la
Virgen de las Nieves, con misa, procesión, almuerzos comunitarios, eventos
culturales y sikuriadas (desfile de bandas de sikuris <ejecutantes del
instrumento de viento llamado siku>).
En
febrero, los lugareños y visitantes de otras latitudes, son testigos de uno de
los grandes eventos culturales de la provincia: el festival denominado “Bajo el
Nevados del Chañi” (este año se realizó la 20° edición), donde artistas locales
de distintas áreas, revalorizan las riquezas culturales de la zona.
Cuando
el viajero haga un alto en la aventura, acérquele un mate a alguna tejedora,
que entre punto y punto, le irá desovillando alguna historia.
Aunque
no todo el año es favorable para visitar el lugar, está a la clara que cuando
podamos llegar, encontraremos actividades.
Entre
lo paisajístico y lo gastronómico, todo Jujuy tiene una profunda historia de
libertad e independencia. Y el Moreno, cuenta orgulloso la suya.
La
importancia de la localidad comienza desde el punto de vista geográfico, ya que
acá, se bifurcaba el Camino del Inca (tendremos un capítulo especial sobre el).
Lo emotivo nos remite a 1816, luego de la jura de la Independencia en Tucumán.
Para esa época, la Comandancia General de la Puna, al mando de Juan José
Fernández Campero, tenía sede en El Moreno.
Luego
de lo acontecido en Tucumán, el Congreso pide que todos los habitantes juren
fidelidad a la independencia lograda. Fue entonces, cuando el Coronel Fernández
Campero, redacta la proclama conocida como “La arenguita de Santa Rosa”.
Bajo
esta proclama, el 30 de agosto de 1816, día de Santa Rosa de Lima, se llevó a
cabo la jura, que exhortó a luchar contra el invasor y vivir en unión. El
Chañi, fue testigo y centinela de este emotivo suceso.
Ahora,
es momento de acercarnos al cielo. Vamos a mirar a la aventura a los ojos. Nos
acercaremos al cerro Chañi, de 5896 mts de altura. Un gigante, cubierto de
nieve.
Se
recomienda no cargar mucho equipaje y, como sugerencia, si el recorrido se hace
con un guía del lugar, la experiencia será completa.
Desde
El Moreno, se debe continuar en algún vehículo doble tracción para luego de
aproximadamente 30 kilómetros, arribar a Casa Mocha a 4.280 metros snm.
En
Casa Mocha hay un refugio de montaña, llamado Flor de Pupusa (planta de la zona
con propiedades medicinales para el mal de altura), cuyo propietario, un joven
oriundo de lugar, llamado Armando Chuichuy,
puede brindar alojamiento, comidas típicas, artesanías (hechas a mano con diferente fibra de lana), como así
también acompañar a quienes intenten ascender el Nevado de Chañi.
Desde
Casa Mocha, únicamente caminando durante aproximadamente 3 a 4 horas, se arriba
a Jefatura de los Diablos, a 4960 metros sobre el nivel del mar, lugar donde se
suele instalar el campamento de altura para ascender el Nevado de Chañi.
Jefatura
de los Diablos es un antiguo asentamiento incaico, que se utilizaba 500 años
atrás para explotar una mina de oro que existe en las inmediaciones.
Algunos
montañistas en lugar de armar sus tiendas de campaña en el lugar, pernoctan en
los refugios incaicos existentes, ya que algunos disponen de techo.
Luego
de pasar la noche en Jefatura de los Diablos, viene el día esperado, el del
ascenso a la cumbre del Nevado de Chañi, para lo cual es necesario superar casi
1000 metros de desnivel, lo cual insumirá entre 5 u 8 horas de tiempo, solo de
ascenso. Es indispensable subir con el equipo adecuado, botas de alta montaña y
bastante abrigo, además, según la
condiciones de la nieve, puede ser necesario llevar grampones y piolet.
Una
de las excursiones que genera mayor adrenalina en nuestra provincia.
Pasamos
por momentos de afecto con los pobladores, vimos paisajes que parecieran
dibujados en tiempo y espacio, y subimos a una de las montañas más altas del
norte.
Una vez más, es momento del merecido descanso, aún queda mucho Jujuy para descubrir.
Mientras la provincia extrema los cuidados, ante el
avance del Coronavirus, nosotros proponemos continuar este viaje virtual por
nuestra provincia…
𝗔 𝗝𝗨𝗝𝗨𝗬 𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗦𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗘
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 8
Paisaje, historia, aventura,
carnaval… Bienvenidos a La Quebrada de Humahuaca
Hoy: Volcán, Tumbaya y
Purmamarca
Amanecer entre montañas debería proclamarse como uno de
los máximos placeres.
Bien descansados, nos preparamos para un viaje, que
seguramente, no olvidaremos jamás…
9 km más delante de Bárcena, por Ruta Nacional 9,
llegaremos “al pórtico de la Quebrada de Humahuaca”: Volcán…
Pueblo tristemente conocido a nivel nacional por el alud
que, literalmente, lo sepultó en 2017.
Hoy, reconstruido, retomó su brillo habitual y está
listo, para recibirlos, cuando se apacigüe la pandemia.
Cuenta con menos de 3000 habitantes, que reflejan la
parsimonia, típica del norteño.
Casas sencillas, que asemejan a una fotografía guardada
en el tiempo y la exestación de ferrocarril, forman el entramado principal del
paraje.
En la Estación, se monta la Feria Campesina, popularmente
conocida en los alrededores. Allí se pueden adquirir: productos elaborados en
arcilla, cardones, cueros, piedra, lana de oveja y de llama, reproducciones de
cerámicas y de grabados y pinturas de yacimientos arqueológicos. También
encontramos quesos, tortillas, bollos y algún dulce casero.
Yendo desde San Salvador hacia el norte, se observa un
montaje industrial que llama la atención: es el complejo Los Tilianes, dedicado
a la explotación de cal. Este lugar es la principal fuente laboral de la zona.
Para comenzar a pasear por el pueblo, nos reunimos en la
plaza 3 de abril. Desde allí partimos hacia la iglesia Virgen del Valle,
recinto principal de las celebraciones patronales en noviembre.
Pasamos por el anfiteatro, escenario de las tertulias del
lugar conmemorando fechas especiales.
Como siempre, con ropa cómoda, mochila liviana y mucha
agua, es momento de desandar la aventura. 5 km de caminata nos sitúan en
Chilcayoc, donde encontramos la laguna de Gronda, un espejo de agua, privado,
al cual se puede acceder. Enmarcada entre cerros, nos da la posibilidad de
tomar fotos “únicas”.
Al bajar de aquí, se puede observar la laguna, también
privada (está dentro de la Finca de Ana María Bárcena), que tiene una
particularidad: representa al mapa de Jujuy. Se ubica a 500 mts. del pueblo.
Al Oeste del pueblo, en la zona denominada el Antigal, la
historia dejó un capítulo grabado en esas tierras: El Pucará de Volcán, el
primero de la quebrada. No es fácil el acceso a esta construcción, ya que se
sitúa a 2070 m.s.n.m. Se trata de un grupo de viviendas de los pueblos
orinarios, que por su construcción y ubicación, potenciaban su capacidad
defensiva.
Como muchos lugares de la provincia, Volcán tiene su
cascada. Se la conoce con el nombre de Cascada de Santuyo: es una caída de 20
mts. Para llegar a ella, hay que atravesar el Río Grande.
Los habitantes de este lugar, cuentan orgullosos que “Los
Infernales” (ejército independentista), en abril de 1817, frenaron el avance de
los realistas españoles, en otra batalla librada en territorio jujeño, en pos
de nuestra independencia.
Cuando las cajas suenan en febrero, Volcán desata su
alegría carnestolenda. Generalmente, sus comparsas son las primeras en
desenterrar al diablo de la picardía.
Música típica, comidas regionales, bailes populares y
calles coloridas, son el emblema de esta fecha, tan sentida por los jujeños.
Seguimos por la (a esta altura) pintoresca Ruta 9. 7 kms
más arriba de Volcán, llegaremos a la pequeña, pero cautivante: “Tumbaya, la
bella”.
Rodeada por cerros inmensos, con un matiz azul en su
color, que puede deberse a su “cercanía” con el cielo…
Este poblado es punto de congregación para la
peregrinación a Nuestra Señora de Copacabana del Abra de Punta Corral, en
abril. Esta, y otras peregrinaciones, tendrán también un capítulo especial.
La quietud de Tumbaya, invita a detenerse y desandar sus
calles angostas.
Restaurant con comídas típicas, la plaza, la iglesia de
Nuestra Señora de Dolores son los puntos a visitar en este pueblito.
El carnaval se vive a pleno. Dos comparsas “dividen el
sentimiento” de los lugareños: Los Alegres de Tumbaya y Los Corazones Alegres.
Cada uno en su salón, realiza bailes populares, ofrece comidas y bebidas, y,
ambos, llenan las angostas calles de alegría en cada febrero.
Además te contamos que en Tumbaya funciona desde 2009 una
escuela gastronómica donde se dicta la primera tecnicatura gastronómica
especializada en cocina regional y cultura alimentaria que busca rescatar los
sabores y gustos propios del norte argentino.
Desde este punto, el viajero podrá notar cómo, en 20
minutos, o en 17 kms, estos cerros grises y azulados, pedregosos, se van
pintando de múltiples y asombrosos colores.
Seguimos por Ruta 9, hasta el cruce con la Ruta Nacional
52. Hacia mano izquierda, aminoramos la marcha para entregarnos al gozo… 3 kms
más adelante, ingresamos en la mágica: Purmamarca.
Conocida por ser poseedora del Cerro 7 colores, o por ser punto de partida hacia las Salinas Grandes, fue, es y será, uno de los circuitos turísticos más elegidos de la provincia. Destacada como “Pueblo auténtico”, por conservar su identidad e idiosincrasia.
Atractiva por doquier, Purmamarca nos presenta el dilema
de “por donde comenzar a recorrerla”.
La Plaza 9 de Julio es el espacio desde donde proponemos
partir. Allí mismo, encontramos a los artesanos, que exponen prendas tan
coloridas, que parecen mimetizarse con el paisaje.
Frente a la plaza, se encuentra la Iglesia Santa Rosa de
Lima, declarada Monumento Histórico Provincial. En agosto, para la celebración
patronal, recibe a lugareños de toda la región y cientos de visitantes, que
conocer o quieren acercarse a la fe de Santa Rosa.
Al lado de la capilla, encontramos al milenario algarrobo
(algunos dicen que tiene menos años, pero… al fin, son datos), donde descansaba
el cacique Viltipoco y fue capturado. También fue lugar de descanso de las
tropas del General Belgrano.
También frente a la plaza, se encuentra el cabildo, que
funciona como sede policial y biblioteca popular.
Uno de los paseos característicos de Purmamarca, es el
paseo de los Colorados. 4 kms. Se
recomienda hacer esta caminata por la mañana, para evitar la fuerza de los
rayos del sol, y para apreciar las tonalidades de estos cerros, de acuerdo a la
luminosidad que reciben.
El gran centinela y principal atracción, no solo del lugar,
sino de la región y uno de los 10 sitios más visitados del país es: el cerro de
los Siete Colores.
Varios tonos de rojo, rosa, gris, blanco y verde impactan
la visual del visitante y emocionan sus sentidos. También para verlo de mañana,
cuando el sol resplandece su colorido. Momento en que se obtendrán fotos,
majestuosas.
Hacemos un alto. Comemos una tortilla rellena, quizás una
taza de mate cocido, o cargamos el termo, armamos el equipo de mate y… vamos en
busca de una combi que nos lleve a las Salinas Grandes. Desde los alrededores
de la terminal, se ofrece esta excursión.
La Ruta Nacional 52, es un zigzaguenate nexo, rodeado de
colores, entre Jujuy y Chile, a través del Paso de Jama. Para ir a las Salinas,
nos encaminamos por esta ruta, atravesando la impactante Cuesta de Lipán.
Es un camino pavimentado con pendientes en ascenso, al
cual no hay que tenerle miedo, sino sumo respeto y transitarlo con precaución,
atendiendo las señales.
Esta cuesta finaliza en el Abra de Potrerillo, donde se
encuentra el monolito que marca el ascenso a los 4170 mts de altura.
Unos kilómetros más adelante, desde lo alto, un mar
blanco se asoma… Estamos cerca de las Salinas Grandes. Es recomendable
contratar un guía, para que nos lleve hasta los piletones de extracción y a los
ojos de agua naturales, donde las fotos espejadas se hicieron un ícono del
lugar.
Se sugiere llevar alguna protección para la cabeza, ya
que el sol se hace sentir en este paseo.
Los carnavales de Purmamarca se celebran con previo
aviso. En enero, el tradicional encuentro de copleros ya nos pone en clima; en
febrero, el concurso del queso de cabra y después, todos los festejos pre y pos
carnaval.
Zampoñas, quenas, erques, talco, albahaca, serpentina y
papel picado. Todo es alegría en el pueblo de los colores…
Caminamos y nos llenamos de placer, en uno de los lugares más maravillosos del mundo. Hacemos un alto. Vamos por unas empanadas, sopa de maní, un estofado de llama o uno de esos platos que refuerzan el “panza llena, corazón contento”.
Para visitar los lugares mencionados en este capítulo, se pueden tomar colectivos interprovinciales, que salen desde la nueva terminal de San Salavador de Jujuy. Para Purmamarca, se debe consultar si ingresa al pueblo.
Lugares para descansar, no faltan. Con variedad de
comodidades y precios, invitamos al viajero a descansar “en Purma”.
Más caminatas entre cerros, fotos inigualables y lugares
de ensueño, nos esperan en el próximo capítulo…
Volcán Lugar donde funciona
la Feria Campesina
Laguna de Volcán Foto René Daniel. Fotografía Turismo Volcán
Iglesia Nuestra Señora de los Dolores Tumbaya
Oficina de Informes de Turismo donde también funciona el Museo Binacional de Gemas
El viaje anterior nos permitió regresar a San Salvador. Después de tanta aventura, “la calma” de la ciudad se hace necesaria.Muchos de los paisajes que visitamos hasta ahora son poco conocidos. Distinta es la realidad de la Quebrada de Humahuaca, ícono del turismo de Jujuy.Pero antes, le ponemos una coma al viaje, y descubrimos la ante sala de lo que empezaremos a recorrer en el próximo capítulo.Salimos de la ciudad y subimos a la ruta nacional 9. Pasamos Yala, lugar que visitamos en el primer capítulo, y el camino comienza su sentido ascendente.A 25 km de la Capital, hacia mano derecha, por ruta provincial 29, llegamos a Lozano. Un pequeño poblado, que apenas supera los 1000 habitantes. Rodeado de verdes y bañado por el río del mismo nombre, es de fácil acceso, en vehículo propio o en transporte público.Profunda calma y aire puro se respiran en sus calles. Si el silencio se adueña del momento, el viento sopla los acordes de la “Zamba de Lozano”, de Leguizamón y Castilla, salteños, asiduos visitantes de estas tierras…Es que, la mayor referencia histórico-cultural del lugar es Yolanda Pérez de Carenzo, conocida en el mundo como “La Niña Yolanda”. Pianista, amante de la música clásica y el folklore, convirtió a su casona en un epicentro de grandes encuentros.Todos, o casi todos, los que hoy destacamos como referentes de la música popular folklórica argentina, estuvieron en alguna de sus tertulias: Leguizamón, Tejada Gómez, Dávalos, Mercedes, Cafrune… son nombres y apellidos inscriptos a fuego en el orgullo lugareño. Pablo Neruda y Gabriela Mistral, también fueron distinguidos visitantes de la histórica casa.Hoy, esa casa, es un anfiteatro que invita a evocar aquellos encuentros. Allí se realiza, cada abril, la Serenata a la Niña Yolanda, que congrega a artistas locales y destacados músicos del folklore nacional.Sea o no el viajero gustoso de la música de raíz, debería conocer ese recinto y respirar la música que emana de cada uno de sus rincones.Ligado a esta historia, el visitante verá que por esta zona encontramos, nuevamente, el sentir, vivir, interpretar, gaucho del jujeño. Será por la vegetación, que es propicia para la cría de ganado, que los trajo a estos lares, o el agua del río, pura, fresca, señal de que pueden quedarse. Sea cual fuese la razón, el jujeño de esta zona es bien criollo.Por lo tanto, al momento de “cargar energías con una comida”, no ha de faltar un asado, o verduras frescas y algún dulce casero, para acompañar los bollos (pan casero) hechos en horno de barro.Lozano está a 15/20 minutos del centro, por ello, parecerá sorprendente que contemos que allí, además de cabalgatas y caminatas, se puede realizar montañismo, escalada, avistaje de aves…Todo esto, junto, se puede encontrar en La Quebrada de Lozano. Situándonos en el río Lozano, caminamos como teniendo la intención de atravesar los cerros Chañi y Azul. Con esa meta… la caminata se hace deslumbrante. Cascadas, vertientes, flora, fauna, atrapan los sentidos en un recorrido que alcanza los 20 km de extensión.Cientos de fotos, serán las fuentes con las que evocaremos estas maravillas escondidas, a pasos de la ciudad.Seguimos en ascenso, por ruta 9. Cinco kilómetros “más arriba”, se encuentra León.Los más de 400 habitantes de este pueblo, se irguen orgullosos, cada 27 de abril, cuando se conmemora “El Día Grande de Jujuy” o “La Batalla de León”.Allá por 1821, los gauchos jujeños, al mando de José Ignacio Gorriti, se levantan en batalla, en un nuevo freno al intento de avance realista con intención de conquista. Un nuevo triunfo de nuestros hombres, un nuevo paso hacia la independencia.Ni bien ingresamos a León, hay un monolito que evoca este trascendental hecho histórico, no solo para los jujeños.Preparemos las cámaras y hagamos un resumen de lo que venimos visitando. ¿Cómo es eso? León nos ofrece un mirador, desde el cuál observamos: una vista hacia todos los puntos cardinales, las variaciones geográficas de esa jurisdicción (Yungas, Quebrada, Pre-Puna). A simple vista se puede apreciar el Monolito al Día grande de Jujuy y las amplias playas del río Grande, Jaire, las serranías de Tiraxi y la pintoresca Lozano.Estaría cargada de mucho sentimiento y saber la historia del molino de León, si hay algún lugareño con la disponibilidad de contarla…Mientras, los libros cuentan que, la existencia de este molino data aproximadamente desde el año 1880, según lo cuenta la dueña del mismo, señora Isabel Puch.Actualmente no se encuentra en funcionamiento, ya que desde hace 20 años, debido a una situación de crecimiento poblacional, el lugar por donde tenía salida el agua fue ocupado por construcciones de viviendas. También, debido a la baja producción de maíz y trigo en la región por la llegada del ferrocarril (1903).Otro lugar destacado del poblado es La Sala. Recinto creado por la familia Puch allá por 1884.Sus actuales dueños son Augusto Puch y Leonor Puch, quienes refaccionaron y acondicionaron la misma para alquilarla a turistas en cualquier época del año, como así también la realización de distintos eventos.Cuenta con un porche de frente y posee sillones para descansar y apreciar la naturaleza.En su interior la sala cuenta con un comedor, 4 habitaciones, cocina y baño.En el comedor se puede apreciar un techo construido de maderas gruesas de cedro traídas en la época de Zapla; su piso esta hecho de mosaicos. Como también todo su interior es de la época del siglo XVIII.Seguimos viaje. Unos pocos kilómetros más adelante, hay que agudizar los sentidos…Cambia el aire. El viento se hace sentir. Tal vez, pueda percibirse una falta de oxígeno (leve). El verde se va quedando en el camino. Los cerros, por momentos, dejan de ser multicolores… La Quebrada espera, más adelante, pero…Estamos en Bárcena y nos topamos con el primer desafío, sobre todo el que va en vehículo y no tiene mucho “manejo en montaña”. Debemos atravesar “La Cuesta de Bárcena”. Es la misma ruta 9, pavimentada, pero con el primer tramo de ascenso “pronunciado”, y por sectores “cuesta” subirlo. Con paciencia y disfrutando el paisaje, se siente menos. En días de niebla, extremar los cuidados.Este apacible paraje nos sitúa en lo que vendrá y, a lo largo de la ruta, se observan vendedores de quesos, tortillas, bollos y otras elaboraciones.Si nos detenemos, el turismo activo nos convoca a la aventura…El Cerro Teta es una las excursiones que ofrece Bárcena. El inicio de la misma se marca a la vera de la ruta, hacia mano izquierda (viniendo de Capital). Con la ropa y el calzado adecuados y con la infaltable botella de agua, nos espera una caminata de casi tres horas en el ascenso.En el camino, algún cóndor pasará a saludarnos, una bella y solitaria flor se abrirá para ser apreciada; otras águilas y perdices, completan el paisaje imponente que ofrece el paseo.Habiendo recorrido más de medio camino, nos encontraremos con la cascada escondida del cerro Teta o cascada de Bárcena.Acá hay que probar el yacón , una raíz dulce, que puede consumirse como edulcorante natural o como fruto seco. Bárcena es conocida como “La Capital Provincial del Yacón”.Este poblado ofrece cabañas ubicadas “en medio de cerros”, que son ideales para el necesario descanso.“Lo importante no es llegar a destino, sino disfrutar el camino”, podría ser el lema de este paseo. Pasamos por lugares que, generalmente, no son visitados. Ahora sabemos de sus bondades, en lo que respecta a sus habitantes y su paisaje.
A descansar, que en el próximo capítulo, nos adentraremos en la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad.
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