Agosto en Jujuy, se viste de fe y heroísmo. Esto último, refiere a la historia grande que escribió un pueblo héroe, que dejó todo por la Patria, en el Éxodo Jujeño. La Fe, se divide entre lo religioso y lo pagano. Vírgenes, Santos, Pachamama… La ocasión es propicia para descubrir el turismo religioso de la provincia.
A Jujuy siempre se vuelve
Capítulo 13
Hoy: Especial de Turismo religioso – Fe entre montañas Cultos que se transmiten de generación en generación.
Todos los pueblos, desde el más grande al más pequeño, tiene su Santo/a Patrono/a, a quién le rinde culto y venera, particularmente en la fecha que se considera “día de esa advocación”.
De enero a diciembre, entre sonidos de cañas, bailes, peregrinaciones y rezos, la fe se pone en movimiento en todo Jujuy.
En enero, Susques homenajea a la Virgen de Belén; en febrero, Humahuaca, Maimará, Tumbaya y Cieneguillas, honran a la Virgen de la Candelaria. La particularidad de esta fiesta es “el baile del torito” (promesantes que bailan simulando la figura de un toro con sus trajes). El baile se complementa con desfile de sikuris. Al finalizar, hay festival musical.
En marzo, Rinconada homenajea a San José, con procesión, eventos culturales y deportivos. “El Patrono de la familia” tiene su gran fiesta también en Perico, donde desde hace mucho tiempo de lo honra con la “Serenata a San José”, donde actúan grupos de nivel local, nacional e internacional. Previamente se lleva a cabo el oficio religioso y un desfile cívico militar.
Abril es quizás, uno de los meses más caros al corazón del cristianismo jujeño. En el marco de las Pascuas de Resurrección, se llevan a cabo dos peregrinaciones en honor a Nuestra Señora de Copacabana de Punta Corral y nuestra señora de Copacabana del Abra de Punta Corral.
Estas festividades son las que congregan a miles de peregrinos de nuestra provincia como así también a turistas que visitan nuestra provincia.
Tumbaya y Tilcara, son el punto de encuentro, la semana anterior a la Pascua, desde allí, a pie, con fe profunda, agradecimientos, promesas y pedidos, se ascienden 3270 msnm y 4200 msnm. La mayoría de los promesantes, elige subir por la noche, mitigando el frío con abrigos y café. El sol, en la altura, no es el mejor compañero.
El paisaje es impactante. Pero no solo el geográfico. Ancianos, niños, familias completas, caminan alrededor de ocho o nueve horas hasta llegar a Punta Corral o al Abra de Punta Corral, donde se encuentra las imágenes de las vírgenes.
La geografía agreste, se viste de colores con las bandas de sikuris, que acompañan con su música, el ascenso y descenso de los fieles. Fue tanto el impacto que produjeron en los sentimientos estas bandas, que llegaron a congregar cientos y cientos de ejecutantes del siku, hasta formar la banda más grande del mundo.
Para vivir esta fiesta de la fe hay que llegar a Tumbaya, desde allí, cruzando el Río Grande, se recorren 28 kilómetros, por un camino delimitado y concurrido, hasta llegar a Punta Corral.
Tunalito es otra de las opciones para llegar al Abra. Si bien es el más corto, reviste cierta dificultad, al menos en el ascenso, por ser empinado. Por esta vía, el paisaje es inigualable.
Para quien desee compartir este encuentro de fe, recordamos que, desde Tumbaya, se sube el viernes anterior al domingo de Ramos y se baja ese domingo. Se congregan en esta fecha, más de 80 mil fieles.
Tilcara es otra opción en esta fecha santa. Allí, el pueblo “se viste” de Ermitas (cuadros de gran tamaño, hechos generalmente con semillas, que representan las estaciones del Vía Crucis). Si elegís pasar Semana Santa en Tilcara, el Vía Crucis por las calles de la ciudad, en la que cada Ermita es una estación, es una experiencia que no debes perderte.
Desde acá, se asciende al Abra de Punta Corral. Alrededor de 15 mil personas, suben el lunes después del domingo de Ramos y bajan el miércoles anterior al jueves Santo.
Haciendo el camino por Tilcara, sentirás en el pecho el viento de los sikus… La mayor cantidad de bandas de sikuris, opta por este camino. Allá por 2002, la fe y la música hicieron historia. En esta villa veraniega se congregaron 3200 sikuris, de 57 grupos distintos, formando así la banda más grande del mundo, hecho que les valió ingresar al libro Guinness de los Récords.
Con menos gente, pero con un paisaje igual de maravilloso, desde el Cerro Paleta del Pintor en Maimará, también hay un camino hacia Punta Corral.
Humahuaca también enciende su fe en abril. A 24 km de la ciudad, se encuentra, cerro adentro, el paraje Cuchillaco. Allí se venera a la Virgen de Copacabana de Cuchillaco. En ese paraje habita una sola familia, ligada a la fe por la virgen de Punta Corral y con una sentida historia sobre la advocación que ellos veneran. Son diversas las actividades que desarrollan en honor a su patrona.
Otra localidad humahuaqueña que tiene su fiesta patronal en abril es Hipólito Yrigoyen, conocida como Iturbe. Ese pueblo, rinde homenaje a la Virgen de la Asunción al Cielo.
Hacemos un alto para que el viajero descanse, piense imagine… Así como hay cultos a santos, cada pueblo jujeño tiene su iglesia. Más grandes, más chicas, nuevas o antiguas, todas son dignas de conocer su historia y de ser visitadas.
Mayo comienza tu recorrido religioso, justamente en territorio de una de las iglesias más conocidas. Uquía rinde culto a San Francisco de Paula.
Quien asista a la celebración podrá disfrutar de: ferias ocasionales, novenas, misas, encuentros corales, los infaltables sikuris y procesión, caracterizan esta celebración quebradeña y emocionan a quien las vive.
Caminar por el sendero de la fe en Uquía, es ir en dirección a la Iglesia San Francisco de Paula, que data del siglo XVII y donde se encuentra la impactante pintura de los ángeles arcabuceros, que todos los turistas desean visitar.
Si tu visita a Jujuy es en mayo, también podrás asistir a las honras a la Virgen de Luján en Chorrillos y a Santa Clara de Asís en Valle Grande.
Junio es otro mes con mucha fe y celebraciones profundas. En San Antonio, Humahuaca, Coctaca y Abra Pampa se celebra a San Antonio de Padua, con eventos litúrgicos, culturales y deportivos.
La fiesta religiosa más significativa de este mes se vive en diversas localidades de la Quebrada y la Puna. Es la celebración a San Juan Apóstol. Para honrarlo, los feligreses se visten de samilantes (sombrero, pectoral, pollerín y fajas en las rodillas con plumas tramadas con lana en punto crochet). Ellos desfilan por las calles del pueblo acompañados por bandas de sikuris. El día anterior, al caer la tarde, se encienden fogatas, para el “baile del fuego”, se bebe ponche y, en algunos lugares, se camina sobre las brasas al grito de “viva San Juan”.
El frío julio llega con vacaciones y devoción. El Carmen recibe a toda la provincia para las honras a Nuestra Señora del Carmen, su patrona. Desfile cívico, militar, gaucho, actos, eventos deportivos y la gran Serenata a la Virgen, son matices de esta celebración.
Los Paños, departamento San Antonio, Palpalá, Yala, celebran en este mes, a San Santiago Apóstol, Patrono de los Gauchos. Actividades religiosas, deportivas y el tradicional festival folklórico, forman parte de esta celebración.
Con epicentro en La Quiaca y con repercusión en toda la provincia, una de las celebraciones religiosas más antiguas en la Fiesta de San Anita. Ferias que se montan para ofrecer productos en miniatura, son el eje central de este culto. En La Quiaca se llama “Feria de las Alasitas”.
En agosto, la capital de la provincia honra a San Salvador, con misas, procesión y la infaltable Serenata, donde grupos musicales de diversos géneros y trayectoria le cantan al Patrono.
En Casabindo se venera a la Virgen de la Asunción, con el tradicional “Toreo de la vincha”, del cual ya hablamos oportunamente.
Purmamarca expresa su devoción a Santa Rosa de Lima. En esta fiesta se reza y se canta, al son de las cajas, quenas, erkes y sikus, en el acto que se conoce como “misachico” y con el cual se acompaña a la Virgen desde el oratorio a la capilla.
La fiesta de San Roque, patrono de los animales, tiene profunda connotación en Jujuy. Verás como muchos creyentes, colocan una corbata a sus mascotas, con la cuál desfilan en procesión.
En septiembre, Tumbaya tiene su fiesta patronal en honor a la Virgen de los Dolores. Actos, misas y un festival folklórico, son los matices de la celebración.
El Señor de Quillacas, celebración de origen andino, tiene su culto en cada pueblo de Quebrada y Puna. La feligresía adorna sus autos con aguayos, serpentinas, papel picado y demás elementos coloridos, en señal de agradecimiento al santo. Desfilan y rezan, para pedir su permanente protección.
Octubre es, quizás, el mes más profundo en lo que respecta al catolicismo de Jujuy. Es el mes de Nuestra Señora del Rosario de Rio Blanco y Paypaya, “la Mamita de los jujeños”.
Todo el mes se vive con fe, esperanza y alegría. Cada domingo, familias enteras caminan los 10 km que separan la ciudad del Santuario para expresar su fe. Desde las 7:30 de la mañana a las 19, hay misas para ancianos, jóvenes, enfermos, familia. Se producen encuentros para abordar diversas temáticas.
En el camino, se montaron ferias, que apaciguan en andar de la feligresía, ofreciendo todo tipo de productos.
No solo de San Salvador llegan fieles a esta fiesta, sino de todo Jujuy y de provincias vecinas.
Y para cerrar este capítulo dedicado a la fe religiosa, invitamos a los viajeros a vivir una navidad en Jujuy. Niños adorando al Niño, sonidos profundos, desfiles diarios, pesebres “vivientes”, imágenes de arcilla y barro… La esencia de nuestra gente, dedicada al nacimiento de Jesús.
Más allá de toda creencia, la fe de Jujuy es admirable. Cada ritual, cada iglesia, cada celebración, merece ser vivida y sentida. Tienen siglos de existencia.
Hasta el próximo capítulo.
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