Mientras la provincia extrema los cuidados, ante el avance del Coronavirus, nosotros proponemos continuar este viaje virtual por nuestra provincia…
𝗔 𝗝𝗨𝗝𝗨𝗬 𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗦𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗘
𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 7
𝑷𝒐𝒓 𝒍𝒂 𝒓𝒖𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔, 𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐.
El viaje anterior nos permitió regresar a San Salvador. Después de tanta aventura, “la calma” de la ciudad se hace necesaria.Muchos de los paisajes que visitamos hasta ahora son poco conocidos. Distinta es la realidad de la Quebrada de Humahuaca, ícono del turismo de Jujuy.Pero antes, le ponemos una coma al viaje, y descubrimos la ante sala de lo que empezaremos a recorrer en el próximo capítulo.Salimos de la ciudad y subimos a la ruta nacional 9. Pasamos Yala, lugar que visitamos en el primer capítulo, y el camino comienza su sentido ascendente.A 25 km de la Capital, hacia mano derecha, por ruta provincial 29, llegamos a Lozano. Un pequeño poblado, que apenas supera los 1000 habitantes. Rodeado de verdes y bañado por el río del mismo nombre, es de fácil acceso, en vehículo propio o en transporte público.Profunda calma y aire puro se respiran en sus calles. Si el silencio se adueña del momento, el viento sopla los acordes de la “Zamba de Lozano”, de Leguizamón y Castilla, salteños, asiduos visitantes de estas tierras…Es que, la mayor referencia histórico-cultural del lugar es Yolanda Pérez de Carenzo, conocida en el mundo como “La Niña Yolanda”. Pianista, amante de la música clásica y el folklore, convirtió a su casona en un epicentro de grandes encuentros.Todos, o casi todos, los que hoy destacamos como referentes de la música popular folklórica argentina, estuvieron en alguna de sus tertulias: Leguizamón, Tejada Gómez, Dávalos, Mercedes, Cafrune… son nombres y apellidos inscriptos a fuego en el orgullo lugareño. Pablo Neruda y Gabriela Mistral, también fueron distinguidos visitantes de la histórica casa.Hoy, esa casa, es un anfiteatro que invita a evocar aquellos encuentros. Allí se realiza, cada abril, la Serenata a la Niña Yolanda, que congrega a artistas locales y destacados músicos del folklore nacional.Sea o no el viajero gustoso de la música de raíz, debería conocer ese recinto y respirar la música que emana de cada uno de sus rincones.Ligado a esta historia, el visitante verá que por esta zona encontramos, nuevamente, el sentir, vivir, interpretar, gaucho del jujeño. Será por la vegetación, que es propicia para la cría de ganado, que los trajo a estos lares, o el agua del río, pura, fresca, señal de que pueden quedarse. Sea cual fuese la razón, el jujeño de esta zona es bien criollo.Por lo tanto, al momento de “cargar energías con una comida”, no ha de faltar un asado, o verduras frescas y algún dulce casero, para acompañar los bollos (pan casero) hechos en horno de barro.Lozano está a 15/20 minutos del centro, por ello, parecerá sorprendente que contemos que allí, además de cabalgatas y caminatas, se puede realizar montañismo, escalada, avistaje de aves…Todo esto, junto, se puede encontrar en La Quebrada de Lozano. Situándonos en el río Lozano, caminamos como teniendo la intención de atravesar los cerros Chañi y Azul. Con esa meta… la caminata se hace deslumbrante. Cascadas, vertientes, flora, fauna, atrapan los sentidos en un recorrido que alcanza los 20 km de extensión.Cientos de fotos, serán las fuentes con las que evocaremos estas maravillas escondidas, a pasos de la ciudad.Seguimos en ascenso, por ruta 9. Cinco kilómetros “más arriba”, se encuentra León.Los más de 400 habitantes de este pueblo, se irguen orgullosos, cada 27 de abril, cuando se conmemora “El Día Grande de Jujuy” o “La Batalla de León”.Allá por 1821, los gauchos jujeños, al mando de José Ignacio Gorriti, se levantan en batalla, en un nuevo freno al intento de avance realista con intención de conquista. Un nuevo triunfo de nuestros hombres, un nuevo paso hacia la independencia.Ni bien ingresamos a León, hay un monolito que evoca este trascendental hecho histórico, no solo para los jujeños.Preparemos las cámaras y hagamos un resumen de lo que venimos visitando. ¿Cómo es eso? León nos ofrece un mirador, desde el cuál observamos: una vista hacia todos los puntos cardinales, las variaciones geográficas de esa jurisdicción (Yungas, Quebrada, Pre-Puna). A simple vista se puede apreciar el Monolito al Día grande de Jujuy y las amplias playas del río Grande, Jaire, las serranías de Tiraxi y la pintoresca Lozano.Estaría cargada de mucho sentimiento y saber la historia del molino de León, si hay algún lugareño con la disponibilidad de contarla…Mientras, los libros cuentan que, la existencia de este molino data aproximadamente desde el año 1880, según lo cuenta la dueña del mismo, señora Isabel Puch.Actualmente no se encuentra en funcionamiento, ya que desde hace 20 años, debido a una situación de crecimiento poblacional, el lugar por donde tenía salida el agua fue ocupado por construcciones de viviendas. También, debido a la baja producción de maíz y trigo en la región por la llegada del ferrocarril (1903).Otro lugar destacado del poblado es La Sala. Recinto creado por la familia Puch allá por 1884.Sus actuales dueños son Augusto Puch y Leonor Puch, quienes refaccionaron y acondicionaron la misma para alquilarla a turistas en cualquier época del año, como así también la realización de distintos eventos.Cuenta con un porche de frente y posee sillones para descansar y apreciar la naturaleza.En su interior la sala cuenta con un comedor, 4 habitaciones, cocina y baño.En el comedor se puede apreciar un techo construido de maderas gruesas de cedro traídas en la época de Zapla; su piso esta hecho de mosaicos. Como también todo su interior es de la época del siglo XVIII.Seguimos viaje. Unos pocos kilómetros más adelante, hay que agudizar los sentidos…Cambia el aire. El viento se hace sentir. Tal vez, pueda percibirse una falta de oxígeno (leve). El verde se va quedando en el camino. Los cerros, por momentos, dejan de ser multicolores… La Quebrada espera, más adelante, pero…Estamos en Bárcena y nos topamos con el primer desafío, sobre todo el que va en vehículo y no tiene mucho “manejo en montaña”. Debemos atravesar “La Cuesta de Bárcena”. Es la misma ruta 9, pavimentada, pero con el primer tramo de ascenso “pronunciado”, y por sectores “cuesta” subirlo. Con paciencia y disfrutando el paisaje, se siente menos. En días de niebla, extremar los cuidados.Este apacible paraje nos sitúa en lo que vendrá y, a lo largo de la ruta, se observan vendedores de quesos, tortillas, bollos y otras elaboraciones.Si nos detenemos, el turismo activo nos convoca a la aventura…El Cerro Teta es una las excursiones que ofrece Bárcena. El inicio de la misma se marca a la vera de la ruta, hacia mano izquierda (viniendo de Capital). Con la ropa y el calzado adecuados y con la infaltable botella de agua, nos espera una caminata de casi tres horas en el ascenso.En el camino, algún cóndor pasará a saludarnos, una bella y solitaria flor se abrirá para ser apreciada; otras águilas y perdices, completan el paisaje imponente que ofrece el paseo.Habiendo recorrido más de medio camino, nos encontraremos con la cascada escondida del cerro Teta o cascada de Bárcena.Acá hay que probar el yacón , una raíz dulce, que puede consumirse como edulcorante natural o como fruto seco. Bárcena es conocida como “La Capital Provincial del Yacón”.Este poblado ofrece cabañas ubicadas “en medio de cerros”, que son ideales para el necesario descanso.“Lo importante no es llegar a destino, sino disfrutar el camino”, podría ser el lema de este paseo. Pasamos por lugares que, generalmente, no son visitados. Ahora sabemos de sus bondades, en lo que respecta a sus habitantes y su paisaje.
A descansar, que en el próximo capítulo, nos adentraremos en la Quebrada de Humahuaca, Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad.