𝗔 𝗝𝗨𝗝𝗨𝗬 𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗦𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗘

En el marco de la pandemia COVID-19, pueblo y provincia lograron que se autorice a los jujeños, a partir del 22 de mayo, a realizar turismo interno.Pero vos, que sos jujeño y estás lejos; o vos, que no sos de allá, pero amas tanto a nuestra provincia como nosotros, no te vas a quedar sin disfrutar los paisajes, sabores, colores, sonidos… de Jujuy.Prepara los sentidos, así continua nuestra serie:

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 3

HOY: 𝗘𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗣𝘂𝗻𝗮, 𝗤𝘂𝗲𝗯𝗿𝗮𝗱𝗮𝘀 , 𝗩𝗮𝗹𝗹𝗲𝘀 𝘆 𝗬𝘂𝗻𝗴𝗮𝘀, 𝗲𝗹 𝗮𝘀𝗼𝗺𝗯𝗿𝗼: 𝗘𝗦𝗘 “𝗢𝗧𝗥𝗢” 𝗝𝗨𝗝𝗨𝗬

Las promociones turísticas de nuestra provincia han llevado a viajeros, del país y del mundo, a maravillarse con el cerro Siete Colores, rescatar la historia en el Pucará, atesorar fotos únicas en las Salinas, deslumbrarse con el Hornocal, afianzar la fe en iglesias con siglos de historia…Pero en este momento del viaje, la propuesta es, vestirse lo más cómodo posible, cargar la mochila con gorros, protector solar, mucha agua, comida liviana y entregarse a la aventura. Vamos a ingresar a lugares que casi no figuran en los circuitos tradicionales, que no están en paquetes turísticos, pero que vivirán por siempre en la retina de los viajeros…Partimos desde San Salvador. Atravesamos el puente San Martín, por arriba del Río Grande, que une al Barrio Chijra con el centro de la ciudad. Seguimos por la calle Las Vicuñas, arteria principal de este popular barrio y, hacia el final de la misma, llegaremos a la ruta provincial 35.Esta ruta es de ripio, por lo cual hay que considerar el tipo de vehículo con el que se emprende la travesía.En el camino, atravesaremos una conjunción de selvas y verdes que realmente, deslumbran.La Cuesta, Barro Blanco, Tilquiza, Payo, Membrillos, Corral de Piedras y Ocloyas, son los lugares que iremos dejando atrás en este camino.Tilquiza y Corral de Piedras son parajes antiguos, donde, desde tiempos milenarios, el hombre realiza cultivos y cría ganados. Son destacadas las artesanías y fiestas gauchas de esta zona.Desandando el camino, la tierra se vuelve colorada y se atraviesan pequeños riachos y arroyos. Estos aumentan su cauce con las lluvias del verano, por eso se recomienda realizar estas travesías en invierno o primavera.No hay que dejar lejos la cámara, ya que tanto los paisajes que se presentan, como la fauna de la zona, son motivadores de espléndidas fotografías.Con un poco de suerte y a simple vista se pueden ver corzuelas, pavas del monte, algún zorro, tucanes y otras especies de aves.En los últimos años, esta zona comenzó con el desarrollo del turismo rural; por lo que el visitante podrá alojarse en cabañas, compartir la cotidianeidad de los lugareños tanto como realizar cabalgatas y caminatas.Siguiendo el andar, llegamos a Corral de Piedras. Se cree que su nombre se desprende de las antiguas construcciones, usadas para contener al ganado.A más de 1570 msnm, es un lugar de ensueño, donde hasta el espíritu más aventurero, se invita a una pausa.Acá podemos atravesar el río a través de un puente colgante y descubrir “el viejo molino”, donde los antiguos pobladores molían el maíz, para el alimento cotidiano y la chicha.Los senderos nos invitan a seguir viaje. Atravesamos ríos, la vegetación pareciera ir en ascenso, el camino se vuelve, por tramos, sinuoso. La aventura aflora en el viajero.Y de repente, ante nuestros ojos se presenta Ocloyas. Un pueblo naturalmente pintoresco y con escasa, casi nula, afluencia de turistas.En este lugar, se destaca la conservación cultural del acervo gaucho. Historias, leyendas, costumbres y tradiciones, se pueden compartir al conversar con los habitantes de la zona.Luego de cargar agua para el mate y de tomarse un respiro, seguimos adelante en el viaje, y le espera al visitante, una maravilla sin igual.53 km, dos horas y media de viaje después de Ocloyas, necesitamos atravesar para llegar al Angosto de Catre. Dos majestuosos paredones atravesados por el río, invitan a una caminata que podría tener la duración de seis horas. Se recomienda emprender esta travesía con el calzado adecuado y ¡no olvidar llevar mucha agua!Tantos paisajes dejamos atrás, tanto asombro a cada paso, no nos hace vislumbrar que estamos a tan solo 40 km de distancia de la ciudad…Llegamos a 1600 msnm. Nos situamos en Tiraxi, donde nogales, pinos de cerro, cedros nos dan la bienvenida.Este pequeño y casi inhóspito paraíso se presta para pasar el día, despejar la mente y reencontrarse con la naturaleza.El atractivo más destacado de la zona es “el chorro casa vieja”, más conocido como la cascada de Tiraxi. Los pobladores cuentan que su nombre inicial parte de que deriva de un arroyo que nace en una casa vieja, la más antigua de la zona.El paisaje que regala Tiraxi Es ideal para caminatas fotográficas, trekking y ciclismo de montaña.Antes de continuar, dejamos en claro que esta travesía no puede disfrutarse en un solo día. Queda a consideración del viajero en que tramo hace un alto para el descanso necesario…Bajando desde Tiraxi, por medio de un camino que, a cada curva, sorprende con paisajes inmensos, llegaremos al Angosto de Jaire.Colosales muros de granito negro, son atravesados por el cauce de un manso arroyo. La entrada al lugar invita a desandarla, sin saber que aventura podremos encontrar en el camino. Por momentos, el sendero se estrecha tanto, que el arroyo parece una vertiente y los caminantes deben pasar de a uno.Hacia arriba, en ocasiones, el cielo no se deja ver y la vegetación crea un techo sin igual de plantas silvestres.La duración de la excursión, queda a criterio del viajero. La salida no está definida, está siempre más allá y, cuentan los lugareños, es allí donde habita “el coquena” (deidad del norte que será parte del capítulo sobre mitos y leyendas).Luego de las fotos y los momentos de asombro, invitamos al viajero a salir de rutas enripiadas, las curvas, los precipicios y tomar la ruta nacional 9 y regresar a Yala, donde ya estuvimos. Pero en este caso, nos detendremos nuevamente en una aventura similar a la que dejamos atrás.Casi escondidos en la vegetación de la zona, se levantan al costado del río, los paredones de Yala: de piedra rojiza, forman un estrecho callejón, alimentado por una suerte de cascada.Reviste cierta dificultad el acceso a esta excursión. Más o menos 20 minutos de caminata, río arriba, bordeando el cauce del mismo y en ocasiones es menester avanzar por adentro del río. Se aconseja tener sumo cuidado con las piedras que pueden tornarse resbaladizas.El recorrido es de aproximadamente 20 o 30 metros. Durante ese tramo, agua y piedras forman refrescantes piletones, muy apetecibles en los días de calor.Siguiendo el camino hacia arriba. Pasando el Puente Negro, tomamos la Ruta 4 y recorremos, a pie, más de 2,5 kms. (pueden ser 2 o 3 hs) de camino ascendente.Llegamos a la zona de la Horqueta, donde el camino se estrecha y se accede a la cascada caminando por el río. En ese ámbito se aprecia una variada vegetación y diversidad de aves silvestres.Ahora el viaje toma sentido inverso. Por Ruta 9, volvemos con sentido a “la Tacita de Plata”.Subimos, bajamos, nos mojamos, caminamos, nos aventuramos, tenemos fotos encuadradas en el alma…Un nuevo descanso nos espera; porque decir Jujuy, es decir mil destinos…Hasta el próximo capítulo.

Caminata por Tiraxi. Foto: Dirección Provincial de Prensa de Jujuy
Angosto de Jaire
Angosto de Jaire
Angosto de Jaire