“Septiembre ha llegado otra vez”… (1) La provincia florece y se viste de alegría. En cada flor de lapacho, renace la esperanza de reencontrarnos pronto. Nuestro viaje continúa. Seguimos desandando senderos en la Quebrada de Humahuaca.

A Jujuy siempre se vuelve

Capítulo 14

Hoy: Entre el Trópico y Ángeles… Huacalera y Uquía, pueblos chicos, paisajes infinitos.

El sol está justo y el mate también (2) … Así, cantando, nos despedimos de las calles de Tilcara. Cruzamos el puente y la Ruta Nacional 9, nos espera para seguir acercándonos aventuras.

Escasos 14 kms. nos separan de nuestro próximo destino.  Iremos al encuentro de la historia profunda de estas tierras. El viaje de hoy comienza en Huacalera, pueblo de agricultores, artesanos y alfareros.

Pero, antes de entrar al pueblo, el viajero se topará con un “monolito” que llamará la atención. Se ubica sobre la ruta, a mano izquierda en nuestro camino de ida.

Se trata de la línea imaginaria del Trópico de Capricornio, paralelo situado a 23°27´30´´ del hemisferio sud; cuenta con un reloj solar, en realidad,  la sombra del monumento marca la hora en el día.

Es  considerado centro ceremonial del sol, ya que cada 21 de diciembre, cuando empieza el verano a las doce horas, la luz del sol incide perpendicularmente a la tierra. También es escenario de la celebración del Inti Raymi, el 21 de junio.

En Huacalera se estableció una posta, que formaba parte de las postas que iban desde Bs As hasta Potosí, las mismas se  alzaban cada 4 a 7 leguas.

 La de Huacalera se construyó en la finca de la familia Giménez, allá por 1772 y  el primer postero fue don Ramón Giménez. Se  ubicaba a orillas del rio Grande, sobre lo que es el camino viejo y tenía características rurales. Aquí se hospedaron personalidades destacadas  como: Belgrano, Rondeau, Castelli, Guemes, el tilcareño Manuel Alvarez Prado, el humahuaqueño Eduardo Arias y el huacalereño Bernardo Giménez, grandes valores de nuestra historia independentista.

Como vemos, la historia está marcada a fuego en este pequeño poblado. De la misma forma, se vive y se siente la religión, por ello, invitamos al viajero a conocer la iglesia del pueblo…

La capilla de Huacalera  que, honra  a la Inmaculada Concepción de Maria, esta conservada en su totalidad y su construcción fue en 1655. Después de cada verano lluvioso se retoca el techo. En 1941 se la declara monumento histórico nacional. Además de su ornamentación, guarda en ella un conjunto de cuadros de la escuela cuzqueña. Destacaba en la capilla (hasta que fue sustraída en el año 2000) una pintura llamada “Los desposorios de José y María”; en la actualidad hay una réplica. Otra pintura que llama la atención es la presentación en el templo de María.

Si al momento de visitar la iglesia se encuentra cerrada, hay una particularidad: al costado del edificio vive la señora Ramos, que tiene las llaves.

Cada ocho de diciembre se llevan a cabo las fiestas patronales del pueblo y, como ocurre en toda la quebrada, se puede observar una profunda simbiosis religiosa. Los pobladores, en misachicos y cargando sus santos, llegan en procesión  hasta la iglesia para celebra junto a la patrona, también llamada “La Purísima”. Se llevan a cabo diferentes actividades: procesión acompañada con sikuris, desfile de gauchos y también actividades deportivas y de destreza.

Retomando la veta histórica, sería propicio que, mate de por medio (cuando se pueda…) algún lugareño le cuente, de propia boca, detalles sobre el relato que le describimos a continuación…

Transcurría el año 1841 y llega a Huacalera el cadáver del general Galo Lavalle, portado por sus soldados, que huían a Bolivia para resguardar el mismo. Cuentan los paisanos que, debido al fuerte olor por la descomposición del cuerpo, su compañía decide “descarnarlo” para lavar y conservar sus huesos y cabeza en un “fuentón” con miel  y el corazón en un balde de agua ardiente. El mito, dice que sus carnes descansan bajo los pisos de la capilla y otros cuentan que fueron arrojadas al rio Grande. En San Salvador se encuentra el museo General Galo Lavalle y en Tilcara, los sábados de verano, en el centro de la plaza, se recrea en una obra, la noche que velaron al general.

En junio, para el día de la bandera, el pueblo se viste de gala. Se realiza un desfile cívico militar y la jornada finaliza con destrezas gauchas, como una forma de honrar a cada hermano caído en las contiendas independentistas.

Estos actos son la antesala a la gran fiesta incaica… Durante toda esa noche se espera la salida del sol, para dar inicio al Inti Raymi, acontecimiento que marca el comienzo del nuevo año inca. A esa noche, se la considera la más larga del hemisferio sur y marca el comienzo del invierno. Transcurre entre turistas, sacerdotes, chamanes y público en general, acompañados con el tata fuego, esperando para levantar las manos, con meditaciones y bebidas que combaten el frio.

Estar en Huacalera es sentir que el tiempo nuca pasa; se ve latentemente la vida de la cultura omahuaca, una de las más importantes, antes de la llegada del Inca.

Sobre la montaña, se encuentra el Hotel Huacalera, que en otros tiempos se llamaba “Monterrey”, unas de las primeras infraestructuras dedicada al turismo, que abrió sus puertas en 1948. La famila Andre, era propietaria de la finca Monterrey.

En la actualidad, el hotel fue renovado para satisfacer la gran demanda de hospedaje en la región. Cuenta con 32 habitaciones renovadas, siempre guardando el estilo colonial con el que fue construido. En este lugar, su restaurant nos ofrece comida andina, siempre de la mano  de distinguidos cheff de la provincia.

Este pueblo, fue el primer asentamiento realizado por los hispanos en la época colonial. Era el punto de conexión del camino que pasaba del este al oeste por donde se veía reflejada mucha actividad comercial. Sus calles y construcciones, denotan esa mística.

No te vayas de Huacalera sin visitar los lugares prehispánicos, como los sitios arqueológicos de El Mollar, La Huerta y Perchel, aptos para el conocimiento, trekking, fotografía y, sobre todo, relajarse.

Empapados de historia y tradiciones, volvemos a la ruta. 16 kms. hacia el norte, está otro fascinante destino.

En las definiciones de “paraíso”, Uquía debiera de figurar como sinónimo. Montañas de colores, paz en sus calles, carnaval, coplas, agricultura, artesanía. El ayer, movilizando el hoy.

La agricultura y el trabajo de alfarería, junto al turismo, son hoy las actividades principales con las que se sustentan las casi 500 familias que habitan el lugar.

La primera propuesta para el visitante es conocer su plaza. Allí, todos los días, todo el año, encontramos artesanos alfareros, que exponen sus fabulosos trabajos.

De un tiempo a esta parte, Uquía se ha convertido en uno de los grandes centros de atracción para el carnaval. Esto se debe a la tradicional “bajada de los diablos” que realiza la comparsa “Los Alegres de Uquía”. Cada año, más de 50 mil personas esperan frente al “cerro blanco”, la bajada de más de 400 diablos para dar rienda suelta a la alegría carnestolenda.

El pueblo se viste de fiesta,  todos los 3 de mayo, en honor al día de la Cruz y San Francisco de Paula, en estos tiempos, se ve un sincretismo religioso, como pasa en todas las fiestas patronales de la región.  Entre serenatas, procesiones, desfiles de bandas de sikuris y de gauchos, se vive una jornada de mucha fe y algarabía, que termina con doma y folclore.

En este marco, invitamos al viajero a visitar su iglesia, que fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1941. Este edificio se conserva originalmente, salvo las refacciones que se hacen para su mantenimiento (el techo cada cierto tiempo se tiene que renovar por las lluvias de verano).

Esta iglesia, tienen particularidades que la hace única: paredes de adobe, de un metro de ancho, su campanario separado del edificio principal, su llave de plata que abre la puerta principal todos los días( pieza de 450 gramos) como en sus comienzo allá por 1691, un molle al costado de la iglesia, que dio sombra al general Belgrano en su incursión por la quebrada y una bella colección de pinturas cuzqueñas que se exhiben en sus paredes y en el altar mayor que es del siglo XII tallado a mano y laminado en oro.

Las pinturas son muestra de la convivencia de la cultura originaria y la europea, ella se desarrolla en cuzco y su fin era el adoctrinamiento hacia los originarios. En los cuadros se reflejaba la vida espiritual y artística de los europeos y  que era la forma de trasmitir las ideas a la comunidad originaria. Los visitantes van a poder ver una colección de los Ángeles Arcabuceros; ¡atención! porque aquí hay una norma que debemos respetar: no podrán tomar fotos de ninguna manera para ayudar a su conservación.

Y como en cada viaje… ¡llegó el momento de caminar! Tenemos un recorrido muy hermoso , considerado un centro energético: la quebrada de las señoritas. Salimos del pueblo, pasamos por frente al cementerio, a mano derecha se ve el mojón de carnaval de los alegres de Uquía,  seguimos el camino inverso, que nos lleva a un vista de montañas decoloradas, ahí nos vamos a insertar en la quebrada de las señoritas.

Se llama así porque se ven figuras en sus montañas, fruto de la erosión del viento y del agua. Entre pequeñas cavernas y montañas de colores,  al final vamos a llegar a ver lo que todos dicen: “las señoritas”. La leyenda habla de tres mujeres, aunque hay varias versiones. La que más se acerca dice: que cuando se enviaba las carretas de plata desde las minas de Potosí hacia los puertos del Rio de La Plata,  no siempre estaban custodiadas por hombres , para así desorientar a los ladrones; en este caso el cargamento de plata estaba siendo trasladados por tres mujeres que al percatarse de que iban a ser asaltadas, deciden esconderse en esta quebrada, escondiendo el tesoro, al verse asediadas por los ladrones y para no sufrir lo que esto  conlleva, deciden suicidarse y allí nace la leyenda de las señoritas. En la época que se estaban construyendo las vías, cuentan que a un obrero lo vieron con una bolsa de monedas de plata y que lo asesinaron para robarle.

Este lugar también tiene relevancia en la historia independentista: ya que  vio el paso y las acciones de Güemes y  Belgrano, en los enfrentamientos que se libraron para el nacimiento de nuestra patria.

También podemos recorrer para el otro lado y cruzar el rio grande. Ahí nos  vamos a encontrar con un molino de 1925, aunque con muelas del siglo XIX. En ese mismo lugar, se puede visitar un criadero de vicuñas de la familia Robles.

Este pueblo, tiene un evento anual que resalta el acervo  de la cultura originaria: el festival de la chicha y la  copla, que entre rondas de contrapunto y el sabor fuerte de la chicha va marcando el inicio del carnal uqueño.

Una foto tradicional que se lleva el turista de este pueblo, es con la llama que se está en un comercio ubicado sobre la ruta… ¿ya te la sacaste?

Invitamos al viajero a seguir camino, recorran 12 kms., también por Ruta 9 y tenga un merecido descanso en Humahuaca, desde donde comenzaremos el recorrido en el próximo capítulo.

Hasta entonces…

CITAS: 1) Fragmento de la canción “En Septiembre tú fuiste mía”, de Miguel Alejandro

2) Frase en la canción “Niña de Tilcara”, de Intoxicados.

Trópico de Capricornio Huacalera. Foto Cultura y Ambiente de Huacalera.
Trópico de Capricornio. Foto Cultura y Ambiente de Huacalera.
Cultivos en Huacalera. Foto Cultura y Ambiente de Huacalera.
Capilla de la Inmaculada Concepción Huacalera. Foto Mapionet
Iglesia San Francisco de Paula Uquía. Foto Hernan Paganini.
Uquía. Foto Carlos Valdes.
Uquía. Foto Carlos Valdes.
Uquía. Foto Carlos Valdes.
Uquía. Foto Carlos Valdes.
Uquía. Foto Carlos Valdes.