Agosto profundo, de aromas y rituales; de viento norte, creencias y alabanza.  La mágica y cautivadora quebrada nos cobija entre cerros y colores…

A Jujuy siempre se vuelve

Capítulo 10

Hoy: Del cielo cayó una estrella, coronada de matices… Posta de Hornillos y Maimará.

Otro mágico amanecer nos invita a avanzar, cerro arriba, quebrada adentro.

La ruta nacional 9, será la vía de nuestro próximo destino. Nos despedimos de Purmamarca y vamos en busca de nuevos paisajes.

Cerros inmensos, variedad de colores, el manso y respetable Río Grande, cactus,  piedras coloridas, algún caballo… forman parte de un paisaje que pareciera estar dibujado a un costado de la ruta.

Luego de recorrer 13 kms, nuestro primer destino se deja ver a mano derecha. Haremos un alto en la aventura y las caminatas, para conocer, indagar y sumergirnos en la historia de Jujuy, que es pilar de la historia argentina. La Posta de Hornillos, nos abre las puertas del tiempo…

Cuenta la historia que: La Posta de Hornillos funcionó en la época del Virreynato del Río de La Plata ( 1772), como posta o relevo de caballada, hasta 1904, cuando empieza a circular el tren y a partir de allí las postas dejan de funcionar.

 Además de posta, también fue un destacamento militar (Cuartele del Ejército del Norte) que estuvo a cargo del Coronel  Manuel Álvarez Prado, un hombre muy destacado durante las guerras de la independencia.

Por esta posta, pasaron: Manuel Belgrano, Rondeau, Guemes, Castelli, Viamonte, Vicente Lopez, Mariano Moreno. En síntesis, era paso obligado en la unión del Alto Perú y el Virreynato del Río de la Plata.

La Posta de Hornillos se empieza a reconstruir en 1977, y se inaugura como museo el 3 de diciembre de 1979. Consta de 4 patios, 19 habitaciones, dos calabozos, corrales, una capilla, un manantial y un sitio arqueológico.

El museo, atiende de miércoles a lunes de 8,30 a 18 hs. Se abona una entrada que incluye visitas a: museo, sitio arqueológico y pucará de Hornillos.

El museo está dividido en tres sectores:

Sector 1: se muestra el origen de las postas, como funcionaban, la cama donde descanso el General Belgrano, escritorio, comedor, cocina, calabozo, corrales.

Sector 2: se muestra salas de armas, desde puntas de flechas, hachas, espadas, sables, rifles, cartas de los próceres, mapas de rutas…

Sector 3: hace referencia a los medios de transportes de la época prehispánica.

Junto al museo se encuentra el sitio arqueológico prehispánico, el  Antigal de Hornillos, solo puede ser visitada con guía por ser un importante patrimonio arqueológico que testimonia la presencia humana en la Quebrada desde hace 10 milenios.

Un sitio que no debe dejar de visitarse, por su gran valor histórico y por las vistas panorámicas que ofrece es “el Pucará de Hornillos”. Se encuentra situado  al oeste del rio Grande sobre las estribaciones de las montañas que forman el límite de la quebrada, a unos siete kiIómetros al sur del pueblo de Maimará.

Una parada que nos enriquecerá de saber. Camino al norte, la historia fundamental de nuestra patria, está guardada en la Posta de Hornillos.

Aún con muchas preguntas y el sabor de “querer saber más”, continuamos por Ruta 9. Cinco kilómetros más arriba, llegamos a Maimará, pueblo sinónimo de carnaval, choclo y alegría.

Esta villa veraniega, resplandece de colores por doquier, será de su Cerro “Paleta del Pintor”, o de sus flores y hortalizas que obtiene ese brillo… no lo sabemos.

Este colorido se reafirma en la temporada estival. Es el primer lugar donde comienza a sentirse el carnaval. El 1 de enero, todas las comparsas del pueblo se unen en una sola fiesta: “La Chaya de Mojones (en el capítulo especial dedicado al carnaval, te contamos que significa cada cosa)”. Más de 50 mil visitantes, de todas partes del mundo, comienzan a palpitar la gran fiesta jujeña con este encuentro.

Y febrero es calendario festivo a pleno en esta localidad. Hace más de 40 años, los maimareños son anfitriones del Festival del Choclo y el Folklore, que congrega una gran cantidad de público, que se acerca a degustar choclo, queso, habas, mote, asado de cordero, mientras disfruta de números musicales locales y nacionales.

El carnaval de Maimará es uno de los más conocidos. Alrededor de 15 comparsas, unas más grandes que otras, pero todas con el mismo respeto y pasión a una fiesta milenaria.

Las honras a la Virgen de la Candelaria, también en febrero, es una fiesta en la que los lugareños rinden culto a la fe por su Santa Patrona.

Al hablar de paseos, vamos a sentar un punto de encuentro. Será, como en casi todos los pueblos del norte, la plaza central. Ropa cómoda, suelta, sombrero, protector solar, calzado cómodo y seguro y abundante agua. Estimados viajeros, es momento de caminar.

Caminamos 3,5 km por el lecho del río (si no llovió en la víspera, es solo un hilo manso de agua cristalina). Pasamos por “la Quebrada del Cementerio”,  el cementerio de los despachos y el antigal de Iruyito. Todos lugares muy sentidos para el nacido en estas tierras. Siguiendo este recorrido, llegaremos al Puente Natural, desde donde se obtiene una vista maravillosa. ¡No escatimen en fotos!

Siempre con la cámara al alcance de la mano, pero ahora más que nunca. Si hay una bondad de estar entre cerros, es que su altura nos permite tomar fotos fabulosas. Maimará cuenta con miradores que nos permiten esa experiencia.

Miradores monolito, cuatro palos, la Cruz Mayor y mirador del Cementerio, son espacios para agudizar el ojo y capturar el amplio y deslumbrante paisaje.

Podemos descansar un momento, probar un vaso de chicha fresquita, que seguro alguien tiene. Cargar agua, renovar el mate. Vamos a cruzar el Río Grande y tendremos una excursión “en ascenso”.

En este punto, invitamos al viajero a detenerse. Agudizar el sentido de la vista y que, su imaginación le dicte que es lo que ve en la figura que parecen dibujar los cerros (sí, como las nubes). Los lugareños dicen observar un jinete con su caballo, otros, dan más precisiones y dicen que es el Gral San Martín, aunque este nunca pasó por la Quebrada… ¿Qué ven ustedes?

El Cerro General San Martín, portador de la Paleta del Pintor, permite contemplar, desde lo alto, el río, las quintas y los infinitos paisajes de Maimará. Además, es testigo silencioso del paso de la fe, cuando cada año, peregrinos y bandas de sikuris ascienden por allí al santuario de Nuestra Señora de Copacabana del Abra de Punta Corral.

Antes de ir finalizando la visita a este colorido pueblo, nos adentramos en su fe y creencias. Ya al llegar, notamos algo “diferente” si se quiere. En lo alto de una loma, una construcción colorida, florida… El Cementerio “Nuestra Señora del Carmen”, atesora los cuerpos con la misma alegría con la que vivieron.

Y, como en cada pueblo del norte jujeño, las iglesias son especiales. Maimará cuenta con la Iglesia Nuestra señora de la Candelaria, que data de finales del siglo XVIII.

Hemos desandado Maimará, sus calles, sus quintas, paisajes y puntos turísticos.

Hay que descansar. Tal vez sea propicio compartir unas palabras con algún lugareño. Seguro le hablará con orgullo de la escuela técnica, o le contará, con respeto, sobre los desfiles del 9 de julio, y lo invitará a volver…

Ahora sí, momento propicio para un choclo con queso y un vino maimareño, cuya  principal bodega  fue pionera en el desarrollo de esta actividad en la Quebrada y hoy en día puede visitarse, para marcar la pausa, recargar energías y continuar el viaje.

Hasta el próximo capítulo…

Ingreso a la Posta de Hornillos
 Patio Posta de Hornillos
Posta de Hornillos
Posta de Hornillos
Cocina Posta de Hornillos
Iglesia de la Posta de Hornillos
Paleta del Pintor Foto Augusto Moreno
Ingreso a Maimará
 Vista desde el Antigal Foto Carlos Valdez
Vista desde el Antigal Foto Carlos Valdez