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Agosto en Jujuy, se viste de fe y heroísmo. Esto último, refiere a la historia grande que escribió un pueblo héroe, que dejó todo por la Patria, en el Éxodo Jujeño. La Fe, se divide entre lo religioso y lo pagano. Vírgenes, Santos, Pachamama… La ocasión es propicia para descubrir el turismo religioso de la provincia.

A Jujuy siempre se vuelve

Capítulo 13

Hoy: Especial de Turismo religioso – Fe entre montañas Cultos que se transmiten de generación en generación.

Todos los pueblos, desde el más grande al más pequeño, tiene su Santo/a Patrono/a, a quién le rinde culto y venera, particularmente en la fecha que se considera “día de esa advocación”.

De enero a diciembre, entre sonidos de cañas, bailes, peregrinaciones y rezos, la fe se pone en movimiento en todo Jujuy.

En enero, Susques homenajea a la Virgen de Belén; en febrero, Humahuaca, Maimará, Tumbaya y Cieneguillas, honran a la Virgen de la Candelaria. La particularidad de esta fiesta es “el baile del torito” (promesantes que bailan simulando la figura de un toro con sus trajes). El baile se complementa con desfile de sikuris. Al finalizar, hay festival musical.

En marzo, Rinconada homenajea a San José, con procesión, eventos culturales y deportivos. “El Patrono de la familia” tiene su gran fiesta también en Perico, donde desde hace mucho tiempo de lo honra con la “Serenata a San José”, donde actúan grupos de nivel local, nacional e internacional. Previamente se lleva a cabo el oficio religioso y un desfile cívico militar.

Abril es quizás, uno de los meses más caros al corazón del cristianismo jujeño. En el marco de las Pascuas de Resurrección, se llevan a cabo dos peregrinaciones en honor a Nuestra Señora de Copacabana de Punta Corral y nuestra señora de Copacabana del Abra de Punta Corral.

Estas festividades son las que congregan a miles de peregrinos de nuestra provincia como así también a turistas que visitan nuestra provincia.

Tumbaya y Tilcara, son el punto de encuentro, la semana anterior a la Pascua, desde allí, a pie, con fe profunda, agradecimientos, promesas y pedidos, se ascienden 3270 msnm y 4200 msnm. La mayoría de los promesantes, elige subir por la noche, mitigando el frío con abrigos y café. El sol, en la altura, no es el mejor compañero.

El paisaje es impactante. Pero no solo el geográfico. Ancianos, niños, familias completas, caminan alrededor de ocho o nueve horas hasta llegar a Punta Corral o al Abra de Punta Corral, donde se encuentra las imágenes de las vírgenes.

La geografía agreste, se viste de colores con las bandas de sikuris, que acompañan con su música, el ascenso y descenso de los fieles. Fue tanto el impacto que produjeron en los sentimientos estas bandas, que llegaron a congregar cientos y cientos de ejecutantes del siku, hasta formar la banda más grande del mundo.

Para vivir esta fiesta de la fe hay que llegar a Tumbaya, desde allí, cruzando el Río Grande, se recorren 28 kilómetros, por un camino delimitado y concurrido, hasta llegar a Punta Corral.

Tunalito  es otra de las opciones para llegar al Abra. Si bien es el más corto, reviste cierta dificultad, al menos en el ascenso, por ser empinado. Por esta vía, el paisaje es inigualable.

Para quien desee compartir este encuentro de fe, recordamos que, desde Tumbaya, se sube el viernes anterior al domingo de Ramos y se baja ese domingo. Se congregan en esta fecha, más de 80 mil fieles.

Tilcara es otra opción en esta fecha santa. Allí, el pueblo “se viste” de Ermitas (cuadros de gran tamaño, hechos generalmente con semillas, que representan las estaciones del Vía Crucis). Si elegís pasar Semana Santa en Tilcara, el Vía Crucis por las calles de la ciudad, en la que cada Ermita es una estación, es una experiencia que no debes perderte.

Desde acá, se asciende al Abra de Punta Corral. Alrededor de 15 mil personas, suben el lunes después del domingo de Ramos y bajan el miércoles anterior al jueves Santo.

Haciendo el camino por Tilcara, sentirás en el pecho el viento de los sikus… La mayor cantidad de bandas de sikuris, opta por este camino. Allá por 2002, la fe y la música hicieron historia. En esta villa veraniega se congregaron 3200 sikuris, de 57 grupos distintos, formando así la banda más grande del mundo, hecho que les valió ingresar al libro Guinness de los Récords.

Con menos gente, pero con un paisaje igual de maravilloso, desde el Cerro Paleta del Pintor en Maimará, también hay un camino hacia Punta Corral.

Humahuaca también enciende su fe en abril. A 24 km de la ciudad, se encuentra, cerro adentro, el paraje Cuchillaco. Allí se venera a la Virgen de Copacabana de Cuchillaco. En ese paraje habita una sola familia, ligada a la fe por la virgen de Punta Corral y con una sentida historia sobre la advocación que ellos veneran. Son diversas las actividades que desarrollan en honor a su patrona.

Otra localidad humahuaqueña que tiene su fiesta patronal en abril es Hipólito Yrigoyen, conocida como Iturbe. Ese pueblo, rinde homenaje a la Virgen de la Asunción al Cielo.

Hacemos un alto para que el viajero descanse, piense imagine… Así como hay cultos a santos, cada pueblo jujeño tiene su iglesia. Más grandes, más chicas, nuevas o antiguas, todas son dignas de conocer su historia y de ser visitadas.

Mayo comienza tu recorrido religioso, justamente en territorio de una de las iglesias más conocidas. Uquía rinde culto a San Francisco de Paula.

 Quien asista a la celebración podrá disfrutar de: ferias ocasionales, novenas, misas, encuentros corales, los infaltables sikuris y procesión, caracterizan esta celebración quebradeña y emocionan a quien las vive.

 Caminar por el sendero de la fe en Uquía, es ir en dirección a la Iglesia San Francisco de Paula, que data del siglo XVII y donde se encuentra la impactante pintura de los ángeles arcabuceros, que todos los turistas desean visitar.

Si tu visita a Jujuy es en mayo, también podrás asistir a las honras a la Virgen de Luján en Chorrillos y a Santa Clara de Asís en Valle Grande.

Junio es otro mes con mucha fe y celebraciones profundas. En San Antonio, Humahuaca, Coctaca y Abra Pampa se celebra a San Antonio de Padua, con eventos litúrgicos, culturales y deportivos.

La fiesta religiosa más significativa de este mes se vive en diversas localidades de la Quebrada y la Puna. Es la celebración a San Juan Apóstol. Para honrarlo, los feligreses se visten de samilantes (sombrero, pectoral, pollerín y fajas en las rodillas con plumas tramadas con lana en punto crochet). Ellos desfilan por las calles del pueblo acompañados por bandas de sikuris. El día anterior, al caer la tarde, se encienden fogatas, para el “baile del fuego”, se bebe ponche y, en algunos lugares, se camina sobre las brasas al grito de “viva San Juan”.

El frío julio llega con vacaciones y devoción. El Carmen recibe a toda la provincia para las honras a Nuestra Señora del Carmen, su patrona. Desfile cívico, militar, gaucho, actos, eventos deportivos y la gran Serenata a la Virgen, son matices de esta celebración.

Los Paños, departamento San Antonio, Palpalá, Yala, celebran en este mes, a San Santiago Apóstol, Patrono de los Gauchos. Actividades religiosas, deportivas y el tradicional festival folklórico, forman parte de esta celebración.

Con epicentro en La Quiaca y con repercusión en toda la provincia, una de las celebraciones religiosas más antiguas en la Fiesta de San Anita. Ferias que se montan para ofrecer productos en miniatura, son el eje central de este culto. En La Quiaca se llama “Feria de las Alasitas”.

En agosto, la capital de la provincia honra a San Salvador, con misas, procesión y la infaltable Serenata, donde grupos musicales de diversos géneros y trayectoria le cantan al Patrono.

En Casabindo se venera a la Virgen de la Asunción, con el tradicional “Toreo de la vincha”, del cual ya hablamos oportunamente.

Purmamarca expresa su devoción a Santa Rosa de Lima. En esta fiesta se reza y se canta, al son de las cajas, quenas, erkes y sikus, en el acto que se conoce como “misachico” y con el cual se acompaña a la Virgen desde el oratorio a la capilla.

La fiesta de San Roque, patrono de los animales, tiene profunda connotación en Jujuy. Verás como muchos creyentes, colocan una corbata a sus mascotas, con la cuál desfilan en procesión.

En septiembre, Tumbaya tiene su fiesta patronal en honor a la Virgen de los Dolores. Actos, misas y un festival folklórico, son los matices de la celebración.

El Señor de Quillacas, celebración de origen andino, tiene su culto en cada pueblo de Quebrada y Puna. La feligresía adorna sus autos con aguayos, serpentinas, papel picado y demás elementos coloridos, en señal de agradecimiento al santo. Desfilan y rezan, para pedir su permanente protección.

Octubre es, quizás, el mes más profundo en lo que respecta al catolicismo de Jujuy. Es el mes de Nuestra Señora del Rosario de Rio Blanco y Paypaya, “la Mamita de los jujeños”.

Todo el mes se vive con fe, esperanza y alegría. Cada domingo, familias enteras caminan los 10 km que separan la ciudad del Santuario para expresar su fe. Desde las 7:30 de la mañana a las 19, hay misas para ancianos, jóvenes, enfermos, familia. Se producen encuentros para abordar diversas temáticas.

En el camino, se montaron ferias, que apaciguan en andar de la feligresía, ofreciendo todo tipo de productos.

No solo de San Salvador llegan fieles a esta fiesta, sino de todo Jujuy y de provincias vecinas.

Y para cerrar este capítulo dedicado a la fe religiosa, invitamos a los viajeros a vivir una navidad en Jujuy. Niños adorando al Niño, sonidos profundos, desfiles diarios, pesebres “vivientes”, imágenes de arcilla y barro… La esencia de nuestra gente, dedicada al nacimiento de Jesús.

Más allá de toda creencia, la fe de Jujuy es admirable. Cada ritual, cada iglesia, cada celebración, merece ser vivida y sentida. Tienen siglos de existencia.

Hasta el próximo capítulo.

Peregrinación de la Virgen de Punta Corral- Foto: Municipalidad de Tilcara.
Ascenso al Abra de Punta Corral- Foto: Mapionet
Peregrinación a Punta Corral- Foto: Federico Sandoval
Iglesia Nuestra Señora del Rosario con Ermita, Tilcara- Foto: Municipalidad de Tilcara.
Semana Santa en Tilcara- Foto: Municipalidad de Tilcara.
Capilla del Santurario de Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya- Foto: Casa de Jujuy en Buenos Aires.
Misa en Honor a Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya- Foto: Prensa Gobierno de Jujuy.
Ronda de coplas en festejos religiosos- Foto: Dr. Caro
Fiestas Patronales en Humahuaca- Foto: Dr. Caro
Samilante- Foto: Dr. Caro
Baile del Torito en Honor a Nuestra Señora de la Candelaria, Humahuaca- Foto: Dr. Caro.
Baile del Torito en Honor a Nuestra Señora de la Candelaria, Humahuaca- Foto: Dr. Caro
Baile del Torito en Honor a Nuestra Señora de la Candelaria, Humahuaca- Foto: Dr. Caro
Baile del Torito en Honor a Nuestra Señora de la Candelaria, Humahuaca- Foto: Dr. Caro
Banda de Sikuris en Purmamarca- Foto: Dr. Caro

Agosto profundo, de aromas y rituales; de viento norte, creencias y alabanza.  La mágica y cautivadora quebrada nos cobija entre cerros y colores…

𝗔 𝗝𝗨𝗝𝗨𝗬 𝗦𝗜𝗘𝗠𝗣𝗥𝗘 𝗦𝗘 𝗩𝗨𝗘𝗟𝗩𝗘

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 12

𝑯𝒐𝒚: Pueblos originarios, saber milenario en paisajes sin igual. Turismo rural comunitario en Alfarcito y Casa Colorada.

Una de las experiencias con creciente aceptación en la provincia, es el turismo rural comunitario.

Imaginemos poder hospedarnos en una centenaria casa de adobe. Amanecer con el sol asomándose desde los cerros. Preparar pan casero en horno de barro, luego, desayunar un matecocido con yuyos de la zona. Preparar un almuerzo y compartir la cotidianidad de los lugareños…

Más arriba de Tilcara, casi cerquita del cielo, vamos a Alfarcito y Casa Colorada.

Salimos de Tilcara en dirección al este,  al llegar al puente que va al Pucará doblamos a la izquierda para tomar el camino vehicular a la Garganta del Diablo; después de recorrer  10 km de cornisa se empieza a abrir la montaña y nos deja ver andenes de cultivo. Esto nos indica que llegamos a  Alfarcito.

Rincón paradisíaco, atravesado por tres cursos de agua aprovechados para regadía. Ellos son: el arroyo de Chilcaguada proveniente del sur y los arroyos de Casa Colorada y Alfarcito que vienen del este y norte respectivamente.

Esta regadía se hacía sobre un complejo agrícola de 1200 hectáreas, en forma artificial a través de canales y aspersiones, aprovechado el contenido de represas y tomas hídricas cercanas que hasta el día de hoy siguen siendo utilizadas por los agricultores de la zona.

 En el andar se abren caminos para distintas direcciones: Casa Colorada, Ovejería, La Zanja, Chilcaguada, también sitios agrícolas.

La agricultura que se desarrollaba  aquí fue de  primera importancia, que prosperó y progresó rápidamente, impulsada por la abundancia de agua, las espléndidas condiciones topográficas y las ventajas que ofrecía para su segura defensa en caso de ataques o invasiones.  

Alfarcito, está rodeada por altas montañas casi inaccesibles. Se comunicaba con  la quebrada de Humahuaca por un desfiladero estrecho y peligroso, terror de los viajeros actuales y, tal vez, de los de entonces, estaba en un aislamiento inmejorable para asegurar la paz y la confianza de las antiguas gentes que lo ocuparon y lo utilizaron.

Según los arqueólogos era un sitio destinado solo al cultivo ya que no se encontraron grandes construcciones de pobladores permanentes. Todos los que trabajaban en este lugar tal vez residían en la actual Tilcara y la isla.

Un recorrido muy recomendable por estos sitios arqueológicos  que te traslada al pasado, entre piedras, lajas, cardones, airampos y variedad de colores en la montaña que según la hora que se visite tiene una u otra tonalidad apto para trekking, bicicleta,cabalgata, fotografía, yoga, lugares que quedan marcado en los visitantes, para tener una experiencia única le recomendamos contactar un guía de turismo.

Casa Colorada

Saliendo desde Tilcara, caminamos con dirección a la Garganta del Diablo, luego de encontrarnos con Alfarcito, seguimos el camino hasta llegar a Casa Colorada, otro lugar de agricultura en los tiempos pasado.  

Se encuentra a 12 km de Tilcara y a mas de 3000 msnm. De gran valor arqueológico e histórico, posee una superficie que abarca 1800 hectáreas de terrazas y andenes de cultivos antiguos.

Espacio de desarrollo agrícola regiona, data de los primeros habitantes sedentarios de Tilcara, vestigios de sistemas complejos de irrigación por canales y acequias, viviendas, reservorios de semillas y corrales, decenas de petroglifos y símbolos culturales de los antiguos.

Durante la guerra por la independencia fue refugio de la caballería gaucha, al mando del coronel Manuel Álvarez Prado, defensor de la quebrada a las órdenes de Güemes (su aporte fue de vital importancia para la emancipación de nuestro país). Su antigua sala de abobe reconstruida desde aquella época varias veces, puede visitarse en la actualidad.

Hoy, es una finca de la familia Álvarez Prado y para su visita es necesaria autorización. La finca cuenta con un hotel que brinda todos los servicios que el visitante pueda requerir.

También, forma parte del camino peatonal de los hombres y mujeres que viven en los valles y yungas.

Alfacito- Foto: Luis Ahumada
Fotografía: Luis Ahumada
Fotografía: Karina Sánchez
Fotografía: Karina Sánchez
Alfarcito- Foto: Juan Carlos Maldonado
Alfarcito- Foto: Juan Carlos Maldonado
Vista de Casa Colorada- Fuente: Ruta 0
Hotel Casa Colorada- Foto de su autoría
Vista desde el Hotel Casa Colorada- Foto de su autoría

Agosto profundo, de aromas y rituales; de viento norte, creencias y alabanza.  La mágica y cautivadora quebrada nos cobija entre cerros y colores…

A Jujuy siempre se vuelve

Capítulo 11

Hoy: La cosmopolita Tilcara, muchacha azul, princesa americana. (1)

Y, aunque repetida la frase, un nuevo día se asoma entre cerros inmensos y colores brillantes. Hoy, desandaremos los senderos históricos y mágicos de Tilcara. Allá vamos…

Tilcara es quizás la localidad más cosmopolita de la Quebrada de Humahuaca.  Ubicada a 2465 msnm, es considerada la capital arqueológica de Jujuy.

Sus construcciones, cerros, calles y “lugares escondidos” son  ideales para hacer caminatas deportivas, fotográficas, cultural, familiar y de turismo.

Es un pueblo veraniego, que da comienzo  cada año con su tradicional: “Enero Tilcareño”, festival folclórico y cultural por excelencia de la región, donde se congregan grandes artistas de nivel nacional e  internacional.

Recorrer las calles de Tilcara hace que el viajero se colme de energía.

Terminado el mejor comienzo del año, empieza a asomarse el perfume de carnaval y la algarabía de la gente… de apoco va llegando el pujllay.

El primer festejo es el tradicional jueves de ahijadito, luego vendrán: jueves de compadres, jueves de comadres y los desentierros, en todos los rincones de la ciudad y el diablo dará rienda suelta al famoso carnaval de Tilcara, del cual hablan en todo el mundo.

La fe de los jujeños, tiene un epicentro fundamental en Tilcara, precisamente tiempo después del carnaval.

Los sonidos de redobles y sikus marcan el ritmo del andar en la peregrinación  a la mamita de los cerros, la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral, una de las peregrinaciones de más altura: se camina cerca de 20 km a 4200 msnm. Los mitos del pueblo dicen que a ella se encomendó la selección nacional de fútbol campeona del mundial  de 1986, que eligió  a Tilcara para hacer su adaptación a la altura. Seguramente, algún tilcareño les puede ampliar sobre esto…

La gran cantidad de bandas de sikuris (ejecutantes del instrumento de viento hecho con cañas, llamado siku), dan cuenta de que es un pueblo de músicos, que siempre están en actividad por la enorme fe de los pobladores hacia sus santos.

Entre lo pagano y lo religioso, la ciudad recibe miles y miles de visitantes, durante todo el año, para vivir estas fiestas.

Ahora, como siempre, equipamiento necesario, cámara en mano, mucha agua y, a caminar. Paisajes sobran, ¡a no cansarse!

Seguiremos, río arriba, el cauce del río Huasamayo. Luego de caminar 9 kms, llegaremos a importante atractivo turístico natural: la Garganta del Diablo. En el sendero, milenario, histórico que nos lleva hasta acá, nos encontraremos con cerros de laja, piedra y barro, mixtura que en pocos lugares podremos tener tan al alcance de las manos.

Luego de recolectar, con fotos, no se pueden levantar, conchas marinas y trilobites (bichitos petrificados), pasaremos por la toma de agua de Tilcara, para luego llegar a la Garganta: una caída de agua de 16 mts. de alto, donde podremos refrescarnos, para continuar el paseo. Un reconocido guía de la ciudad, apodado Cachamay, solía decir que se la conoce como: “la fuente de la eterna juventud”.

El tiempo que nos demanda esta travesía caminando entre ir y volver es de 4 a 5 hs. Al ingreso de la garganta se abona una entrada.

Al bajar, hacemos similar recorrido, solo que en el puente de hierro, en lugar de retomar hacia el pueblo, vamos en sentido contrario. Allí nos encontramos con la construcción histórica más importante de la región: El Pucará de Tilcara.

Un sitio defensivo por tener gran visibilidad del valle, le permitía a las comunidades originarias tener el control del territorio y visibilizar el posible  ingreso de poblaciones que estén buscando conflictos.

El Pucará se constituye como la capital de la provincia de Humahuaca; cumplió con funciones políticas y administrativas.  Como lugar estratégico, ya que tenía conexiones con la región de la puna y las yungas, hicieron que  circularan las poblaciones y sus recursos  de un lugar al otro. También funcionaba como centro ceremonial, donde se desarrollarían ceremonias vinculadas al calendario solar y a los ciclos productivos.

Una experiencia singular para los visitantes, se da en el jardín botánico de altura, en el sector de minerales donde se destaca la “la piedra campana”. ¡no se vayan sin oír su sonido!

También podemos visitar el museo arqueológico Dr. Eduardo Casanova, que se encuentra en la calle Belgrano 445, frente a la plaza central de Tilcara.

El Pucará y el museo arqueológico se pueden visitar de lunes a domingo, de 9:00 de la mañana a 18:00 hs. El costo de la entrada general es de $350. Entrada residentes argentinos: $ 200. Con la misma entrada se visita los dos lugares. Todos los lunes del año la entrada es libre y gratuita.

Otra mágica excursión, que nos topará con el asombro a cada paso es la visita a los Castillos de Huichaira.

Desde Tilcara salimos hacia el barrio Sumay Pacha, distante a 3 km de Tilcara. Partimos en caminata rumbo a la quebrada  de Huichaira, desansdando piedras lajas y otras coloridas, cerros colorados, anaranjado y blancos y una gran cantidad de cardones; después de caminar y jugar con las figuras de las montañas empezamos a ver montañas de arcilla y arena y que la erosión del viento las ha convertido en grandes castillos. Subir a la cima nos da una vista panorámica única, que nos hace imaginar paisajes de la luna. Se puede descender por toboganes naturales en forma de “culipatin”. Siguiendo la caminata por entre medio de cerros arenosos vamos a llegar a una gran cueva natural. Siguiendo unos camino de laberintos ascenderemos a la meseta de Huichaira, en la que alcanzaremos los 2800 msnm que nos dará una gran vista de la quebrada de Huichaira, Tilcara, Paleta del Pintor y la sensación de estar más cerca del cielo.

Este recorrido es de 10 km aproximadamente y el tiempo que nos toma es de 5 a 6 hs. Se recomienda ir con un guía local.

Destacamos en este punto, que no es posible, ni recomendado, realizar todos los paseos en un solo día…

Otro de los paseos posibles en Tilcara es el de las Cuevas del Waira

La partida es desde Tilcara, caminamos rumbo al oeste y después de cruzar la ruta nacional 9 nos  adentramos en la quebrada de Sarahuaco, para alcanzar una altura de 2800 msnm, que permite tener una amplia vista de la Quebrada de Humahuaca, donde sobresale el Cerro Negro y la Paleta del Pintor.

Las cuevas son formaciones naturales que datan de 10.000 millones de años.

Son dos cuevas: la del “Waira” (se llama así porque el viento, Waira en quechua, recorre dentro de ella); tiene una profundidad de 15 metros que permite salir al otro lado de la montaña dejándonos ver la quebrada de Huichaira.

La otra cueva es la de “Aguirre” de unos cuarenta metros de profundidad y tiene que ver más con lo místico del lugar.

En este recorrido podremos ver escasa vegetación de la zona ej. sumalagua, espina amarilla, molle, palan palan y también sitios arqueológicos. La compañía de un guía local es importante, ya que no solo los guiara, también le transmitirá la mística del lugar.

En esta travesía, se recorren 10 km aproximadamente y el tiempo que demanda el circuito es de 4 a 5 horas.

Para finalizar con los puntos esenciales del paisaje tilcareño, tres lugares, un solo recorrido… ¿Necesitaremos más ojos?

Nos esperan Pata Pampa, Siete Vueltas y Garganta del Diablo (cañón): partimos rumbo al Pucará de Tilcara, antes de llegar nos desviamos por un camino vecinal que lleva a Chicapa, zona de cultivos.

Ascendemos a Pata Pampa, desde donde tendremos una vista aérea del Pucará de Tilcara y nos dejará ver los verdes valles de Maimará. Camino a la Garganta del Diablo disfrutaremos una hermosa vista de la Quebrada de Humahuaca y el cerro la Paleta del Pintor; siguiendo el lecho del Río Huasamayo, nos internamos en el corazón de la Garganta del Diablo, el cañón nos muestra millones de años en sus grandes paredes de roca y fósiles del Cámbrico. Una aventura en donde se podrá sentir el andar del waira (viento) y la energía del Tata Inti (Sol). Se recorren aproximadamente 12 km y el tiempo estimado es de 5 a 6 horas. Es recomendado contar con un guía local.

Los paseos nos marcan en el cuerpo la necesidad de recargar energía. Son muchos los restaurantes que encontraremos en Tilcara, ofrecen gastronomía tradicional jujeña y variedad de platos.

Es menester, llegada la noche, perdernos en una peña, probar algún vino del lugar y llevarnos una copla guardada en el corazón.

Hemos visitado uno de los lugares más elegidos por los turistas del mundo. Invitándolos a descansar, nos despedimos hasta el próximo capítulo.

Referencia:

  1. Así definida por el poeta Germán “Churqui” Choquevilca
Vista de Tilcara. Foto: Casa de Jujuy en Buenos Aires.
Tilcara. Foto: Fede Sandoval
Tilcara- Foto: Casa de Jujuy en Buenos Aires
Cuevas del Waire. Foto: Fede Sandoval.
La Cosmopolita Tilcara. Foto: Fede Sandoval.


Nacido del amor, esta es, en la pluma de Augusto César Lizárraga, 𝗟𝗔 𝗟𝗘𝗬𝗘𝗡𝗗𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗖𝗘𝗥𝗥𝗢 𝗟𝗔 𝗣𝗔𝗟𝗘𝗧𝗔 𝗗𝗘𝗟 𝗣𝗜𝗡𝗧𝗢𝗥.

Esta historia transcurre en la bella Maimará (Estrella que Cae) en lengua omaguaca, idioma que se hablaba en aquellos tiempos, cuando gobernaba desde el Cuzco el Inca Huayna Capac. Nada interrumpía la armonía de su gente, que convivía en equilibrio con todos los elementos de la naturaleza.
El que estaba al frente de los maimaras era el cacique Tupaj Kuntur (Cóndor con grandeza); orientaba sabiamente a su pueblo, con justicia y experiencia. Su hijo primogénito se llamaba Wayna Mallku (Cóndor Joven) este era muy apuesto, de nobles sentimientos, adornaba su personalidad, sus condiciones naturales con el arte, ya que era poeta y músico.
Cierto día, en las proximidades de la actual Chicape, conoció a Huarmi Sisa (Mujer en flor) una diosa menor del panteón andino, que tenía el don de corporizarse en ser humano. Era la encargada de velar por la comunidad maimareña y su área de influencia; eso por supuesto, él no lo sabía. La había visto desde lejos recorriendo los corrales de llamas, acariciando suavemente a las crías, también en los sembradíos de maíz, las aguadas, los campos cubiertos de cardones, llevando en sus manos el dorado polen, depositándolo entre las carolas de los airampos en flor, también cuando jugaba con los kentis (picaflores) entre las flores azules de los alfalfares.
Para no sorprenderla, en lo alto de un montículo próximo a donde se encontraba, comenzó a interpretar con su quena, un melancólico yarawi, ella, amorosamente giro la cabeza adornada con una vincha de oro, sus bellísimos ojos negros como un remanso insondable se posaron en los ojos de Wayna Mallku, mientras se le acercaba. Sobre la melodía cantaba versos improvisados que narraban una historia de amor.
Así fue como se conocieron y se enamoraron. Juntos, tomados de la mano, se los veía recorrer los senderos pedregosos de Maimara. Siempre la acompañaba hasta Huichaira, donde le dijo que vivía junto a sus abuelos, que en realidad eran los yatiris y mallkus de esta región de la nación omaguaca.
En cierta ocasión, ella falto a una de las acostumbradas citas. Sin dudarlo el joven se dirigió a Huichaira a la casa de los abuelos a preguntar por su amada. La casa donde lo recibieron estaba construida según el estilo inca, las paredes de piedras exactamente ajustadas, con puertas y ventanas cuyas bases eran más anchas que los dinteles, el techo de madera de cardón y paja, el piso de arcilla roja muy bien compactada y alisada, en el interior se destacaban los altares dedicados a la diosa Quilla (Luna) y a Tata Inti (Sol), el perfume de los saumerios de tola coa hacían más agradable aquel ambiente religioso. El yatiri mas anciano le dice que le será imposible aspirar a concretar su amor por Huarmi Sisa, ya que en realidad era una diosa y como tal no pertenecía a este mundo.
Huayna Mallku no podía dar crédito a este fantástico relato, de ninguna manera se daría por vencido, su amor por Sisa no conocía de razones. Fervientemente invoca a todos los dioses y le pide que le posibiliten mostrarle a Sisa algo impactante para regalárselo en prueba de su amor.
Cierto día, antes de la fiesta del Inti Raymi, sus ruegos fueron escuchados, un nublado gris cubrió todo el cerro Negro de Maimara, una tenue llovizna otoñal colmaba el aire anunciando presagios. Poco antes del Amanecer, una misteriosa lluvia de luz que precedió a la caída de una fulgurante estrella, una misteriosa luz, al principio suave, fue aumentando de intensidad; este fenómeno solo fue advertido por los mallkus y yataris de la tribu.
Cuando el Tata Inti iluminó la comarca maimareña, milagrosamente, la base del cerro Negro se había transformado en una ladera de variadas formas y llamativos colores, algunas todavía no interpretadas, en ellas los dioses inscribieron el calendario solar y lunar como así también la precesión de los equinoccios, también la figura de un guerrero del futuro que liberaría de la opresión a los descendientes de la nación andina.


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Agosto profundo, de aromas y rituales; de viento norte, creencias y alabanza.  La mágica y cautivadora quebrada nos cobija entre cerros y colores…

A Jujuy siempre se vuelve

Capítulo 10

Hoy: Del cielo cayó una estrella, coronada de matices… Posta de Hornillos y Maimará.

Otro mágico amanecer nos invita a avanzar, cerro arriba, quebrada adentro.

La ruta nacional 9, será la vía de nuestro próximo destino. Nos despedimos de Purmamarca y vamos en busca de nuevos paisajes.

Cerros inmensos, variedad de colores, el manso y respetable Río Grande, cactus,  piedras coloridas, algún caballo… forman parte de un paisaje que pareciera estar dibujado a un costado de la ruta.

Luego de recorrer 13 kms, nuestro primer destino se deja ver a mano derecha. Haremos un alto en la aventura y las caminatas, para conocer, indagar y sumergirnos en la historia de Jujuy, que es pilar de la historia argentina. La Posta de Hornillos, nos abre las puertas del tiempo…

Cuenta la historia que: La Posta de Hornillos funcionó en la época del Virreynato del Río de La Plata ( 1772), como posta o relevo de caballada, hasta 1904, cuando empieza a circular el tren y a partir de allí las postas dejan de funcionar.

 Además de posta, también fue un destacamento militar (Cuartele del Ejército del Norte) que estuvo a cargo del Coronel  Manuel Álvarez Prado, un hombre muy destacado durante las guerras de la independencia.

Por esta posta, pasaron: Manuel Belgrano, Rondeau, Guemes, Castelli, Viamonte, Vicente Lopez, Mariano Moreno. En síntesis, era paso obligado en la unión del Alto Perú y el Virreynato del Río de la Plata.

La Posta de Hornillos se empieza a reconstruir en 1977, y se inaugura como museo el 3 de diciembre de 1979. Consta de 4 patios, 19 habitaciones, dos calabozos, corrales, una capilla, un manantial y un sitio arqueológico.

El museo, atiende de miércoles a lunes de 8,30 a 18 hs. Se abona una entrada que incluye visitas a: museo, sitio arqueológico y pucará de Hornillos.

El museo está dividido en tres sectores:

Sector 1: se muestra el origen de las postas, como funcionaban, la cama donde descanso el General Belgrano, escritorio, comedor, cocina, calabozo, corrales.

Sector 2: se muestra salas de armas, desde puntas de flechas, hachas, espadas, sables, rifles, cartas de los próceres, mapas de rutas…

Sector 3: hace referencia a los medios de transportes de la época prehispánica.

Junto al museo se encuentra el sitio arqueológico prehispánico, el  Antigal de Hornillos, solo puede ser visitada con guía por ser un importante patrimonio arqueológico que testimonia la presencia humana en la Quebrada desde hace 10 milenios.

Un sitio que no debe dejar de visitarse, por su gran valor histórico y por las vistas panorámicas que ofrece es “el Pucará de Hornillos”. Se encuentra situado  al oeste del rio Grande sobre las estribaciones de las montañas que forman el límite de la quebrada, a unos siete kiIómetros al sur del pueblo de Maimará.

Una parada que nos enriquecerá de saber. Camino al norte, la historia fundamental de nuestra patria, está guardada en la Posta de Hornillos.

Aún con muchas preguntas y el sabor de “querer saber más”, continuamos por Ruta 9. Cinco kilómetros más arriba, llegamos a Maimará, pueblo sinónimo de carnaval, choclo y alegría.

Esta villa veraniega, resplandece de colores por doquier, será de su Cerro “Paleta del Pintor”, o de sus flores y hortalizas que obtiene ese brillo… no lo sabemos.

Este colorido se reafirma en la temporada estival. Es el primer lugar donde comienza a sentirse el carnaval. El 1 de enero, todas las comparsas del pueblo se unen en una sola fiesta: “La Chaya de Mojones (en el capítulo especial dedicado al carnaval, te contamos que significa cada cosa)”. Más de 50 mil visitantes, de todas partes del mundo, comienzan a palpitar la gran fiesta jujeña con este encuentro.

Y febrero es calendario festivo a pleno en esta localidad. Hace más de 40 años, los maimareños son anfitriones del Festival del Choclo y el Folklore, que congrega una gran cantidad de público, que se acerca a degustar choclo, queso, habas, mote, asado de cordero, mientras disfruta de números musicales locales y nacionales.

El carnaval de Maimará es uno de los más conocidos. Alrededor de 15 comparsas, unas más grandes que otras, pero todas con el mismo respeto y pasión a una fiesta milenaria.

Las honras a la Virgen de la Candelaria, también en febrero, es una fiesta en la que los lugareños rinden culto a la fe por su Santa Patrona.

Al hablar de paseos, vamos a sentar un punto de encuentro. Será, como en casi todos los pueblos del norte, la plaza central. Ropa cómoda, suelta, sombrero, protector solar, calzado cómodo y seguro y abundante agua. Estimados viajeros, es momento de caminar.

Caminamos 3,5 km por el lecho del río (si no llovió en la víspera, es solo un hilo manso de agua cristalina). Pasamos por “la Quebrada del Cementerio”,  el cementerio de los despachos y el antigal de Iruyito. Todos lugares muy sentidos para el nacido en estas tierras. Siguiendo este recorrido, llegaremos al Puente Natural, desde donde se obtiene una vista maravillosa. ¡No escatimen en fotos!

Siempre con la cámara al alcance de la mano, pero ahora más que nunca. Si hay una bondad de estar entre cerros, es que su altura nos permite tomar fotos fabulosas. Maimará cuenta con miradores que nos permiten esa experiencia.

Miradores monolito, cuatro palos, la Cruz Mayor y mirador del Cementerio, son espacios para agudizar el ojo y capturar el amplio y deslumbrante paisaje.

Podemos descansar un momento, probar un vaso de chicha fresquita, que seguro alguien tiene. Cargar agua, renovar el mate. Vamos a cruzar el Río Grande y tendremos una excursión “en ascenso”.

En este punto, invitamos al viajero a detenerse. Agudizar el sentido de la vista y que, su imaginación le dicte que es lo que ve en la figura que parecen dibujar los cerros (sí, como las nubes). Los lugareños dicen observar un jinete con su caballo, otros, dan más precisiones y dicen que es el Gral San Martín, aunque este nunca pasó por la Quebrada… ¿Qué ven ustedes?

El Cerro General San Martín, portador de la Paleta del Pintor, permite contemplar, desde lo alto, el río, las quintas y los infinitos paisajes de Maimará. Además, es testigo silencioso del paso de la fe, cuando cada año, peregrinos y bandas de sikuris ascienden por allí al santuario de Nuestra Señora de Copacabana del Abra de Punta Corral.

Antes de ir finalizando la visita a este colorido pueblo, nos adentramos en su fe y creencias. Ya al llegar, notamos algo “diferente” si se quiere. En lo alto de una loma, una construcción colorida, florida… El Cementerio “Nuestra Señora del Carmen”, atesora los cuerpos con la misma alegría con la que vivieron.

Y, como en cada pueblo del norte jujeño, las iglesias son especiales. Maimará cuenta con la Iglesia Nuestra señora de la Candelaria, que data de finales del siglo XVIII.

Hemos desandado Maimará, sus calles, sus quintas, paisajes y puntos turísticos.

Hay que descansar. Tal vez sea propicio compartir unas palabras con algún lugareño. Seguro le hablará con orgullo de la escuela técnica, o le contará, con respeto, sobre los desfiles del 9 de julio, y lo invitará a volver…

Ahora sí, momento propicio para un choclo con queso y un vino maimareño, cuya  principal bodega  fue pionera en el desarrollo de esta actividad en la Quebrada y hoy en día puede visitarse, para marcar la pausa, recargar energías y continuar el viaje.

Hasta el próximo capítulo…

Ingreso a la Posta de Hornillos
 Patio Posta de Hornillos
Posta de Hornillos
Posta de Hornillos
Cocina Posta de Hornillos
Iglesia de la Posta de Hornillos
Paleta del Pintor Foto Augusto Moreno
Ingreso a Maimará
 Vista desde el Antigal Foto Carlos Valdez
Vista desde el Antigal Foto Carlos Valdez

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